martes, 22 de diciembre de 2009

¿Y LA FAMILIA?


Es muy hermoso cuando los frutos del Espíritu están presentes en nuestra vida. Cuando vivimos un cristianismo real no sólo de palabras, sino de obras. Tener un buen testimonio en la iglesia y en la comunidad es muy importante, pues así dejamos en alto el nombre de nuestro Maestro y Señor.

Pero, ¿cómo nos comportamos con nuestra familia? Lamentablemente muchas personas tienen una cordial intachable en la iglesia y la comunidad pero a su hogar dejan mucho que desear. Mucho tienen una falsa noción de compromiso cristiano con su iglesia y con su comunidad solamente, pero con su familia no.

Perdonar a su hermano en espíritu si los ofende, pero no perdonar a su hermano carnal. Les habla con mucha humildad a los extraños, pero con su coraje a sus hijos, usan palabras duras, no son capaces de enfrentarse físicamente contra otra persona para no manchar su testimonio ni perder al Espíritu de Gracia. Pero con los suyos son rápidos para levantar las manos por cualquier motivo.

De acuerdo al evangelio de Jesucristo les demuestran gracia y misericordia a los jóvenes del mundo que se arrepienten de sus pecados, pero cuando sus hijos cometen errores y se arrepienten quieren dejar caer el peso total de la ley.

El camino cristiano no es fácil, pero hay que buscar comportarnos como seguidores de Jesús en todas partes. Primeramente en nuestro hogar y luego en la iglesia y la comunidad. Porque si no podemos ser cristianos con nuestra familia, ¿cómo podremos serlo con el resto del mundo?

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