martes, 22 de diciembre de 2009

DERRUMBA LAS MURALLAS


Acabo de participar en un evento cristiano muy emotivo, en donde varias personas dieron el testimonio de cómo era su vida, antes de conocer a Jesús.

Uno de los testimonios me tocó profundamente y me dejó ver cosas que me habían sucedido en la vida, de un punto de vista diferente. Esta persona habló de cómo los hombres muchas veces construíamos murallas para no ser heridos por ese mundo tan cruel que nos rodea.

Las construíamos de odio, arrogancia, indiferencia, violencia y egoísmo, entre otras cosas. A medida que el tiempo pasa y adquirimos más experiencias frías y dolorosas. Nuestra muralla crece y crece cada vez más; un ladrillo de rencor hay, otro de desconfianza mañana y uno de complejos después.

Recuerdo que mi vida se encontraba sofocada, encerrado en las murallas que yo mismo había construido, hasta que un día, Jesús derrumbó mi fortaleza y pude respirar la brisa fresca del amor y el perdón.

El camino ha sido duro y los sufrimientos hacen que por mi falta de fe, levante de nuevo mis murallas para no sufrir. Pero el Señor Jesús, siempre me recuerda que es sufriendo que se crece en este camino, que Él es mi muralla y no permitirá que lleguen a mí sufrimientos que no sean necesarios para alcanzar la salvación.

Si estás pasando por lo mismo, ya no te defiendas más, derrumba tus murallas y deja que Jesucristo sea tu amparo y fortaleza, el escudo y la roca de tu salvación.

“Si sufrimos con Él, reinaremos con Él”.

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