martes, 22 de diciembre de 2009

ESCOGE TUS BATALLAS


Las grandes victorias se logran con gran sacrificio. Un general no puede responder a todos lo ataques de un enemigo, motivado simplemente por defender su orgullo en una batalla que no es de importancia para ganar la guerra.

Un boxeador no puede aceptar el reto de una pelea, si ésta no va a ayudar en nada su carrera. Todo guerrero debe escoger sus batallas.

Muchos usan actitudes arrogantes o agresivas cuando se trata de ganar respeto personal, alegando que el rey David era un hombre de Dios que empuñaba la espada; lo que estos no entienden es que el rey David no peleaba para defender su honor personal, ni por alimentar su ego guerrero. Él no mató a un gigante con la espada del mismo, cuando tan sólo contaba con 17 años por obtener vana gloria viril de guerrero.

En sus años de juventud como capitán fugitivo, David recibió una ofensa personal de un hombre, cuando al ir a confrontar a éste y demandar respeto, la mujer del hombre sabiamente le salió al encuentro recordándole que él era un hombre que sólo peleaba las batallas de Dios.

Eso era lo que diferenciaba a David de un ser arrogante conquistador a ser un guerrero santo. Él peleó las batallas que Dios escogía con las armas que Él proveía y cuando la lucha no se veía vestida de gloria militar, como lo fue el épico encuentro con Goliat y cuando triunfar significó tragarse el orgullo, recibir piedras y vituperios, pudiéndolos devolver con una intensidad fulminante, se humilló, escogió su batalla y triunfó.

Un guerrero espiritual es precisamente eso: “Un Guerrero Espiritual”.

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