miércoles, 17 de octubre de 2007

MIS OJOS TE VEN, JESÚS

Te veo en cada una de mis lágrimas
Mientras acurrucado en tu diestra me quedo dormido.

Y puedo sentir cual mil golondrinas
Me elevasen suavemente al cielo en sus alas
Cuando estoy contigo.

Te veo en la noche como en el día,
Mas los que verte no pueden,
Ríen diciendo que he perdido la razón.

En verdad estar completamente loco prefiriría,
Antes que volver a tener ciego el corazón.

Te veo con más claridad cada vez
Y siento que no puedo contenerme
Ante tu presencia, Señor.

Y caigo de rodillas al ver tus pies,
Tus dos manos y tu costado
Marcados con el sello del amor.

Hijo de David, ten misericordia, Jesús,
Te grito con más fuerza
Ahora que le has dado a mi vista la luz.

Porque de “oídas te había oído,
Mas ahora mis ojos te ven” Niño de Belén,
Clavado por mis pecados en aquella cruenta cruz
Mis ojos te ven, Jesús.

Inspirado en Job 42:5.

EL DÍA EN EL DIABLO TEMBLÓ

Temprano en la madrugada en cierta cárcel de la Florida
Se escucha “a corte” la llamada mientras se elevan al cielo
Las oraciones de tres amigos, tres hermanos
De tres vidas que fueron perdidas ms ahora son halladas.
De corazón y espíritu se entregan a Dios, con sus rodillas dobladas…
¡Y el diablo tembló!

Tan sólo a millas de distancia un santo ejército se aproxima
Orando al Padre con ayuno fe y constancia
Y en aquella misma instancia, al ver lo que se avecina,
Al ver lo que se avecina, aquella poderosa caravana
Dirigida por una columna de nube y rodeada por santa neblina…
¡El diablo tembló!

Suena la trompeta a la hora señalada y antes de salir en pie de guerra
Desde aquella celda gris y helada,
Se levantan al firmamento seis manos entrelazadas
Y al escuchar el “Padre nuestro” en sus voces en Dios confiadas
Y sólo ante Dios humilladas…
¡El diablo tembló!

Comienza la batalla y el diablo tiembla en una esquina arrinconado
En su odio rencor y mentira, la Iglesia le hace frente
Con pie fuerte y valiente, en su mente una oración ferviente,
Su fe puesta en el Dios viviente.
Y el diablo se revuelca de cólera y tiembla impotente.

El diablo tembló en la corte, el diablo tembló en la tierra
Alla en el horizonte, el diablo tembló en el este
El diablo tembló en el oeste, el diablo tembló en el sur
El diablo tembló en el norte y bajo la ira celeste,
El diablo tembló en el valle, el diablo tembló en el monte.

Tembló desde los cuernos a las canillas, con él tembló el juez en su silla
Tembló el corrupto policía, tembló la voz de la fiscal en su extradilla
Tiemblan de ira las costillas de Satán, el demonio,
Tiemblan de ira las mentiras del falso testigo que no enseñó su cara
Se escondió detrás de una grabación teatral y un sombrío escritorio.

El diablo tembló, oh, pero cómo temblo, se tornó en fiasco su plan idóneo
Cuatro vidas que fueron atadas, ahora son cuatro testimonios
De que Dios existe, de que Dios es bueno
El diablo tiembla, da gritos y llora lágrimas de cobarde veneno
Como gritan y lloran los muchacitos, cuando afuera de la casa
Llueve y azota el relámpago o retumba el trueno.
Porque en la sala del ciego juicio estaba presente el cuerpo de Jesucristo el nazareno.

Joven, el diablo se avalanza sobre ti, como león rugiente,
Quiere a cualquier precio apagar tu luz, pero cuando tu mundo se desmorone
Y llueva sobre tu cuerpo ya mojado,
Cuando la tormenta granice a torrentes sobre tus hombros
Y te sientas desolado y abandonado, levántate valiente,
Pon en alto tu frente, míralo a los ojos,
Empuña tu espada y grita fuerte, ¡Soy un soldado de la cruz!

Y verás como el diablo tiembla y crujen sus dientes,
Cuando invocas el nombre de Jesús.


Por inspiración de Dios.
Dedicado a Kevin, Mack y Janice,
a sus familias, a mi familia,
a toda la gente que está orando
24 horas y ayunando por nosotros y
especialmente a ese gran grupo de valientes
que nos acompañó el día de la presentación en el juzgado.
“Por cuanto lo hicisteis a uno de estos pequeños
a Mí lo hicisteis”, dijo el Señor.

EL PODER DE LA ORACIÓN

El mismo diablo que se llevó a Jesús para tentarlo a la cima del gran monte donde se apreciaban todos los reinos del mundo, y le dijo al Señor que si se arrodillaba ante él todo sería suyo.

La misma serpiente antigua que le ofreció castillos en el aire a Eva te ofrece en un espejismo los placeres del mundo en esta era moderna, ya que no hay nada nuevo bajo el sol.

El enemigo quiere que te arrodilles ante el televisor, la radio, el internet, o el celular, porque según él, todo lo que ves ahí puede ser tuyo, pero mientras más obtienes, más te afanas y el peso del afán te postra lentamente hasta que estás de rodillas y no será fácil levantarte, encadenado a los placeres y a las modas de una sociedad global y pecaminosa.

Tu sitio no está en “Myspace”. Tu lugar está de rodillas solamente ante Dios en oración, para que te puedas parar valiente ante la tentación como lo hizo Cristo en aquel monte y responder. “Vete de mí Satanás, al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás.”

Cristo sabe que el que se arrodilla ante el diablo corre el peligro de no volver a levantarse, pero el que se arrodilla ante Dios se levantará firme contra cualquier adversidad.

LAS IMÁGENES

Para comenzar el estudio, analizaremos los dos primeros mandamientos de Dios el Padre.

1- “No tendrás dioses ajenos delante de Mí”. Éxodo 20:3.

Este primer mandamiento es de adoración. El Señor no usa la palabra Dios que significa: Creador y Rey Soberano del universo, porque Dios sólo hay uno. La palabra que usa el Señor es dios, que significa: cualquier persona, animal, cuerpo terrestre o celestial creado por Dios. Ya sea la luna o el sol o las estrellas, o cualquier objeto creado por el hombre, tanto una estatua como una imagen o cualquier posesión deificada. Deificar significa hacer un dios de algo o alguien al nivel de adoración. El cual sólo le pertenece a Dios. Por esta misma razón el Señor Jesús nos dice en Mateo 14:26-27: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas y aun también su vida, no puede, ser mi discípulo. Y cualquiera que no trae su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser mi discípulo”. Esto no significa que odiemos a las personas porque el evangelio no es odio, sino el amor de Dios, esto significa que no haya nada entre El Señor Jesús, su iglesia que es su cuerpo, y los creyentes.

2- “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que este arriba en el cielo ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás a ellas, ni las honraras; porque soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que haga misericordia en millares a los que me aman y guarden mis mandamientos”. Éxodo 20:4-6.

Este segundo mandamiento es de identificación. El Señor establece en este mandamiento que su identidad no se encuentra en ninguna imagen o semejanza creada por el hombre, a Él solamente se le pude ver con los ojos de la fe. ¿Y qué es la fe? “Es, pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven” Hebreos 11:1.

A Dios no le hace falta que alguna imagen lo represente porque Él es omnipresente. Hay una gran diferencia entre decir “no te harás” y decir “no harás”. Dios no dijo no harás, “Porque Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”. En varias ocasiones la Palabra de Dios nos dice que Él mandó al hombre a hacer una imagen de algo, pero estos hombres no lo hicieron por deseo propio ni por tener algún recuerdo de algo, porque el mandamiento dice “No te harás”. Ellos hicieron estas imágenes por orden de Dios. El mandamiento también dice semejanza, y semejanza significa algo parecido. ¿Por qué hace falta que se especifique que no puede ser algo parecido?

Sabemos que el hombre tiene en su naturaleza pecadora, siempre la mala costumbre de buscarle una vuelta a la ley para romperla, y al mismo tiempo poder excusarse en la ignorancia. El núcleo o la parte principal del mandamiento es “no te harás imagen”. Si fuera sólo esto yo podría dibujar un águila y cambiar su cabeza sus alas y sus garras, y ya no sería imagen de nada en el cielo ni en la tierra ni en el agua, porque no existe ningún animal así. Pero sería una semejanza. Por eso Dios especifica en este punto para darle fortaleza a su mandamiento. Este mandamiento esta dividido en dos partes. No son dos mandamientos, porque entonces serían once en vez de diez.

La segunda parte del mandamiento dice: “No te inclinarás a ellas ni las honraras”. Este es un punto teológico que a generado mucho conflicto, si en la Biblia existieran solamente los diez mandamientos, no tendríamos la suficiente información para confirmar el mandamiento. Pero si leemos las sagradas Escrituras, y las estudiamos, encontramos que Dios aborrece las imágenes que el hombre hace para sí mismo. Si Dios me dijo que no me haga imagen ¿por qué me va a decir que no las adore, si en primer lugar no deberían existir, si yo no quebranto la primera parte? Después de que los mandamientos son entregados al pueblo por medio de Moisés, en ocasiones Dios le ordena a sus siervos que hagan imágenes.

El tabernáculo y el arca del testimonio. Éxodo 25-27 y 36, 38, 40.

Hay una serie de imágenes de cosas celestiales y de cosas terrenales de la creación en el tabernáculo y en el arca, pero estas fueron hechas por orden de Dios. Si estudiamos bien el Pentateuco y el resto del antiguo testamento, no encontramos ningún verso en el que el pueblo, en tiempos de fidelidad, haya hecho imágenes en sus tiendas o en sus vestimentas, y no porque no era la moda o la costumbre en aquellos tiempos, porque la escritura y los hallazgos históricos nos dicen que las civilizaciones contemporáneas, crearan imágenes en sus viviendas y en sus vestiduras, y no sólo imágenes rituales, sino también personales para inmortalizar sucesos o recordar personas de estima. Los Israelitas no creaban para sí, porque esto era pecar contra Dios.

La serpiente de Bronce Números 21:4-9.

Cuando el pueblo de Israel pecó, murmurando contra Dios y contra Moisés en el desierto, el Señor los castigó enviándoles serpientes que les mordían, entonces el pueblo reconoció su pecado y le rogó a Moisés que intercediera ante Dios por ellos. Cuando Moisés oró, el Señor mandó que hicieran una serpiente y la pusieran sobre una bandera y todo el que levantase la vista hacia ella viviría. El Señor no dijo que se adorase a la serpiente de bronce, o que ahora el pueblo podría tener pequeñas serpientes de bronce para recordar el hecho, Él solamente mandó a Moisés a hacer una serpiente y al pueblo a mirarla, no a adorarla; en forma de señal de lo que Cristo haría miles de años después, con todo pecador que le viera con los ojos de la fe clavado en la cruz del calvario.

El templo de Salomón 1 Reyes 7:8.

Muchos creyentes en esta generación excusan su creación y posesión de imágenes con el templo que construyó Salomón. Dicen que Salomón creo imágenes por su propio deseo y no fue así. En Éxodo 25:8-9 dice: “Y hacerme han un santuario, y yo habitaré entre ellos conforme a todo lo que yo te mostrare, el diseño del tabernáculo y el diseño de todos sus vasos, así lo haréis”. No hay memoria en las sagradas Escrituras de que Dios le haya dado señales específicas o planos a Salomón para la construcción del templo. Lo que sí sabemos es que el templo fue construido según el diseño del tabernáculo y los implementos, porque así lo ordenó Dios. También sabemos que Salomón construyó el templo utilizando el don de la sabiduría que le había dado Dios.

En lo personal yo creo que él planifico y construyó el templo bajo la inspiración del Espíritu Santo. ¿Significa esto que podemos nosotros llenar nuestro templo o casa de oración de imágenes según el diseño del tabernáculo? No, porque Dios mandó a su pueblo que le construyeran una casa para habitar en medio de ellos. Pero Cristo con su muerte, rompió el velo del templo, para que los que hemos creído en Él recibamos al Espíritu Santo de Dios en el templo de nuestros cuerpos. Ya no hace falta la creación de una casa para Dios, conforme a ordenanzas. Cuando los creyentes se reúnen en un lugar en el nombre de Cristo, Dios está presente y en sus corazones.

DISCIPLINA Y MISERICORDIA

Otro punto muy importante que tenemos que aprender acerca de la forma en que Dios aplica la disciplina es que Él lo hace con compasión. Él no ha dejado caer sobre nosotros el peso completo del pecado.

“No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Salmos 103:10.

“Mas ¡Oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios conmigo, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece”. Job 11:5-6.

Dios desde el principio le pone al hombre bien claro que el resultado de la desobediencia es la muerte. Entonces ¿Por qué si yo nací en desobediencia a su ley? ¿Qué no son los diez mandamientos o el resto de la ley moral y sacrificial que fue entregada a Moisés, sino toda su Palabra? ¿Por qué no soy consumido en el vientre de mi madre? o ¿Por qué no fue Adán consumido al instante que el futuro prohibido tocó sus labios?

“Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Romanos 5:1.

Adán no fue consumido fulminantemente ni lo fui yo, ni lo es el resto del mundo por amor. Dios es justo y no cambia, Él reacciona ante el pecado de la misma manera ayer hoy y siempre. Pero más que justicia Dios es amor, y su amor lo mueve a misericordia por el que sufre.

“Porque yo Jehová no cambio; por esto hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” Malaquías 3:6

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí”. Oseas 6:6.

“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor, y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida”. Oseas 11:1-4

Desde el momento en el hombre desobedece comienza a morir, pero en la carne, por eso es que desde que nacemos expulsamos células muertas de nuestro cuerpo constantemente. Porque el cuerpo del hombre desde que nace se está muriendo por consecuencia de su pecado, pero la esencia del hombre no es su cuerpo, porque el cuerpo es barro formado de la tierra. La esencia del hombre es su alma.
“Formó, pues Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente”. Gen.2:7

La escritura no dice: “y fue el hombre en cuerpo viviente” o “y fue el hombre en carne viviente” La escritura dice: “…en alma viviente”. En otras palabras, lo que vive no es el cuerpo, sino el alma dentro del cuerpo. Dios aplica la disciplina primero lentamente en el cuerpo, para que el hombre tenga la oportunidad de arrepentirse y que su verdadera identidad, que es el alma, pueda vivir; porque la muerte del cuerpo es en la tierra, pero la muerte del alma es en el infierno.

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra. Porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. Gen. 3:19.

“Y de la manera que está establecido por los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Hebreos 9:27.

“Y la muerte y el hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Apocalipsis 20:14-15.

Nosotros no somos consumidos ni recibimos el golpe fulminante de la sentencia de muerte, sólo por la misericordia de Dios.

LA DISCIPLINA

¿Qué es la disciplina?

El diccionario nos enseña que la disciplina es:
1- A. Entrenamiento con expectativas de producir una habilidad especifica, compor-tamiento o carácter.
B. Comportamiento controlado como resultado de dicho entrenamiento.
C. Un método sistemático de regular un comportamiento: disciplina militar.
2- Castigo impuesto con la intención de corregir o entrenar.
3- Una rama de conocimiento o enseñanza: Matemáticas y computación con disciplinas relativas.

La disciplina es el método que Dios ha usado para mostrar al hombre, su imagen y semejanza y su más preciada creación, que existe una autoridad, que el hombre no tiene el control de su existencia ni de lo que lo rodea, que existe un Creador, y que por su propio bien él tiene que rendir su voluntad y entendimiento a Dios.

Dios creó al hombre a su imagen con una personalidad propia y única y con la habilidad de tomar decisiones por voluntad propia, a diferencia de los animales que actúan por instinto. Aunque Dios creó al hombre libre, con la opción de obedecerle o no, de someterse a Él o no, con autoridad sobre su propia decisión. “Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió: varón y hembra los crió” Gen.1:27. “Formó pues Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente”. Gen. 2:7.

Cuando Dios crea al hombre, le pone en un jardín con una disciplina alimenticia. Dios crea al hombre con grandes planes para que el hombre tuviera dominio y autoridad semejante a Dios. Pero él crea dicha disciplina para entrenar en instrucción y práctica a la voluntad libre del hombre y producir en él, por su propia decisión, un carácter obediente. “Y había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer: también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de ciencia del bien y el mal”. Gen. 2:9.

“Tomó, pues Jehová Dios al hombre y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase y mandó Jehová Dios al hombre diciendo; de todo árbol del huerto comerás, mas del árbol de ciencia del bien y del mal, no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás”. Gen. 2:15-17.

Dios no le da al hombre una disciplina estricta ni difícil de seguir, ni lo llena de restricciones. Simplemente le prohíbe que coma de un árbol, por su propio bien. Pero le da la autoridad sobre su decisión. Obedecer o desobedecer.

El significado de la palabra disciplinar según el diccionario es el siguiente.
-Entrenar en instrucción y práctica.
-Castigar con el objetivo de ganar control o reforzar la obediencia.

Dios le da al hombre una instrucción para que él aprenda a obedecer la voz de Dios. Pero también le impone un castigo para que el hombre aprenda a no desobedecer la voz de Dios. Pero la corrección no es por odio ni en su ira, sino por y en amor.

“Habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige diciendo: Hijo mío, no me menosprecies las disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él; porque El Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo, si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Hebreos 12:5-7. “Mas ahora porque en su ira no castiga, ni inquiere con rigor”. Job. 35:15

Nuestro Padre Eterno quiere, en su eterna sabiduría, mostrarle a ésta su nueva criatura, que obedecer es bueno para él mismo. Lo importante es que tiene que haber una consecuencia, para que haya un aprendizaje, y ahí es donde nace la disciplina.

Las palabra disciplina viene del latín disciplina y encuentra su raíz en la palabra discipulus. (Discípulo) que significa pupilo o estudiante. El hombre era en el principio un pupilo de Dios.

El hombre y la disciplina

El hombre desde el principio de la creación ha tenido problemas con la disciplina. Cuando la raza humana peca contra Dios conociendo bien las consequencias responde de tres maneras.

1. La manera de Adán: Irresponsabilidad
A la hora de responder por sus acciones ante Dios, en vez de hacerse responsables por lo que hicieron. Cada cual culpa al próximo en la cadena, del hombre a la mujer, a la serpiente. “Y Dios le dijo: ¿Quién te enseño que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol y lo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: la serpiente me engaño y comí”. Gen. 3:11-13.

2. La manera de Caín: La rebeldía
Tan sólo una generación después ya la maldad y la rebeldía habían alcanzado un nivel tan profundo en el corazón del hombre, que cuando éste comete el pecado, no sólo intenta escapar su responsabilidad, sino que incluso se atreve a responder a la autoridad con un tono desafiante, como si sus acciones no tuvieran consecuencias. “Y hablo Caín a su hermano Abel: y aconteció que estando ellos en el campo Caín se levantó contra su hermano Abel, y le mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé: ¿Soy yo guarda de mi hermano?” Gen. 4:8-9.

3. La manera de Lamec: La indiferencia
Se fue profundizando tanto la maldad en el corazón del hombre que éste, segado por su soberbia, incluso antes de cometer el acto, se jactaba insolentemente de que sus acciones no tendrían consecuencias negativas para sí, tan sólo por la misericordia que Dios tuvo con Caín. “Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designo de los pensamientos del corazón de ellos era continuo solamente al mal”. Gen. 6:5.
“Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz: mujeres de Lamec escuchad mi dicho: que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será”. Gen.4:23-24.

Como aplicó Dios la disciplina

Uno de los más grandes atributos de los muchos que tiene Dios es que Él es Eterno, Él no cambia. “Porque yo Jehová no cambio: por esto hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”. Mal. 3:6.

“Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en El cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Santiago 1:17.

Dios no se arrepiente de su palabra ni su palabra deja de ser. “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”. Mateo 5:18.

“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Números 23:19.

El primer significado de la palabra disciplinar es; entrenar en instrucción y práctica. Dios no solamente dice que va hacer algo, sino que también lo hace. Si somos discípulos de Cristo nuestra pasión debe ser el querer ser como Él. Por esta razón nosotros no debemos solamente oír su palabra, sino también ponerla por obra. “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Santiago 1:22.

El segundo significado de la palabra disciplinar, según el diccionario, es castigar con el objetivo de reenforzar la obediencia. Como vimos anteriormente Dios pone al hombre bajo ciertas disciplinas para crear en el un carácter obediente. Para que el hombre vea que cuando se revela las cosas le salen mal al principio o al final.

“Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra Él y le fue bien?”
Job 9:4.

“De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?”
Prov. 20:24.

EL EDÉN

Querida familia Cristiana:

Espero en el Señor que cuando reciban estas palabras, se encuentren con salud, firmes en la fe, y perseverando en el amor de Cristo. Estamos en los últimos tiempos, y la Palabra de Dios no falla como dice la escritura, “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos”. Heb. 4:12.

La familia Cristiana de nuestros días ve los problemas que ocurren en el hogar, como algo antibíblico, como algo que no debería estar pasando, como si esto fuera falta de consagración o algo moderno. El Señor Jesús nos enseña claramente que el hogar, no es un lugar de paz, sino de guerra: “Porque he venido a hacer disensión del nombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre, serán los de su casa”. San Mateo 12:2.

Muchas veces tomamos la armadura de Dios, para salir a la calle, y cuando entramos por la puerta de la casa, la ponemos a la entrada, como quien cuelga un abrigo o un sombrero, y estamos listos para vestirnos de la carne y nuestro viejo hombre, el cual debería estar muerto y enterrado 6 pies bajo tierra. “Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió: varón y hembra los crió”. Gen 1:27.

Somos seres creados a la imagen de Dios, que es Trinitario: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, El Padre, el verbo, y El Espíritu Santo: y estos tres son uno.” 1 Juan 5:7. El hombre, porque es imagen de Dios, también es un ser Trinitario: “Y el Dios de paz os santifique en todo: para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 1Tes 5:23.

El Señor nos creo, perfectos, pero por la desobediencia, caímos en pecado, y por el pecado, en la imperfección. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne”. Gen 2:24.

“Y conoció Adam á su mujer Eva, la cual concibió y parió á Caín y dijo: Adquirido he varón por Jehová.” Gen 4:1. Dios creo al hombre a su imagen, esto significa al hombre y a la mujer a su imagen. Los cuales cuando se juntan en una carne conciben una criatura, varón o hembra. O sea se necesitan dos para hacer uno, la familia en la perfecta función que Dios la creo es trinitaria, a la imagen de Dios. Y en su perfección se refleja en la familia de la siguiente forma:
-Padre: Dios el Padre, Jehová, sustento, fuerza, protección.
-Madre: El Espíritu Santo, la parte sensible y consoladora.
-El Hijo: Jesús hombre, la parte frágil, protegida y ministrada, por los dos anteriores.

Ésta es la perfecta función de la familia. Pero como somos imperfectos, nuestra naturaleza quiere siempre tomarse atributos que no le pertenecen. El padre quiere ignorar a la madre, la madre tomar la función del padre, y el hijo quiere estar por encima de ambos.
Estos problemas en la familia, el mundo, con sus teorías, psicólogos, literaturas y grandes oradores, los ven como algo normal. Pero nosotros los creyentes, sabemos que es algo anormal, consecuencia directa del pecado.

El primer hogar o casa, conocido fue el jardín del edén. “Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado”. Gen 2:8.

La primera familia fueron Adán y Eva, los cuales fueron enseñados directamente por Dios, el cumplió función de Padre, y madre. El Señor, les proporciono, Árboles para alimentarse, les puso reglas, y cuando estos las desobedecieron y pecaron, los castigo, pero les proporciono ropa y consuelo, con una promesa de liberación. “El Hijo del Hombre.” “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el calcañar”. Gen 3:15.

Cuando aceptamos al Señor Jesús, formamos parte de su perfección, pero viviendo por fe en lo que en el último día será revelado.

El Edén era un lugar de guerra, porque allí se encontraba el enemigo “la serpiente Antigua”. Y donde hay un enemigo no hay paz. El arma que El Señor le dio al primer hombre fue la obediencia, y éste, cuando vino su enemigo a atacarlo, dejó su espada al lado y se echó a dormir.

“Resiste al diablo y éste huirá.” Adán no opuso ningún tipo de resistencia, permitió que el enemigo, hablara directamente con su mujer, siendo él la cabeza de la familia, y permitió que fuera su mujer la que tomara la decisión, comiendo ambos del fruto del árbol que el Señor prohibió, pecando, desobedeciendo en un solo acto todas las instrucciones de su Creador.

Han pasado ya más de 6.000 años desde aquel jardín, desde aquel primer hogar, y es increíble cómo el primer hombre dejó en el corazón de todos sus hijos la misma programación de desobediencia y cómo la misma historia de una forma u otra se ha repetido, en todos los hogares humanos.

Hermanos cristianos, nosotros que hemos conocido, entendido y aceptado la caída del ser humano, y la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús, no dejemos que Satanás haga de las suyas en nuestro Edén, tomemos a diario nuestra cruz, neguémonos a nosotros mismos, tomemos la armadura de Dios para la batalla familiar. Y preparemos a nuestros hijos para cuando venga la serpiente a tentarlos tal y como nos preparó Dios: “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él: porque el día qué de él comieres, morirás”. Gen 2:17.

El primer Padre fue Dios, el primer niño, fue el hombre, porque “El hombre es el niño de la eternidad.” William Barclay
*Dios le creó. Gen 1:27.
* Le dio un hogar mientras el hombre se preparaba para enfrentar y conquistar el mundo. Gen 2:8.
* Le alimentó. Gen 2:16.
* Le puso reglas. Gen 2:17.

En qué se parece el Edén al hogar cristiano: Todos los árboles del Edén contenían frutos materiales o carnales que sólo alimentaban al cuerpo, y que no tenían mucha importancia. Pero eran dos los de valor espiritual, y entre estos se definiría el destino de la humanidad.

El árbol del discernimiento del bien y el mal

*Medios de comunicación sin control.
*Familiares y amistades no creyentes.
*La educación que da el mundo, sus creencias y sus costumbres.

El árbol del discernimiento del bien y del mal en el hogar es todo lo que tenga relación con el mundo, Nuestros pequeños Adanes y Evas, se cruzarán a diario con este árbol y es importante, señalárselo para que no coman de su fruto que son los frutos de la carne. Pero si nosotros mismos estamos comiendo del fruto de este árbol, ¿qué ejemplo podremos darle a nuestros hijos? Este árbol solo, no es de mucho atractivo, la que le da su atractivo es la serpiente que cuelga de sus ramas, que es Satanás y se encarga de susurrar en nuestros oídos lo bueno que es el fruto de él mismo. ¡Cuidado!

Porque hayamos aceptado a Jesucristo en nuestro corazón, es decir, porque hayamos comido del fruto del árbol de la vida. Esto no significa que debemos hacer el árbol del mundo a su fruto y su serpiente invisibles, porque esto es un error fatal. Porque cómo lucharemos contra nuestro enemigo si lo hacemos invisible.

“Así que, yo de esta manera corro, no como a cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere al aire; antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros yo mismo venga a ser reprobado”. 1 Cor. 9:26-27.

“No veas el mal, no escuches el mal.” (“See no evil, hear no evil”.) Es un dicho muy conocido, yo me tome el atrevimiento de completarlo. “No veas el mal, ni escuches el mal, y caerás en él”.

ESTUDIO DEL CORAZÓN 1 parte

Primera parte: Sometiendo al corazón.

Propósito: Este estudio está creado con el propósito de guiar al joven creyente y abrirle los ojos, para que conozca, someta, y obtenga la victoria sobre uno de sus peores enemigos en la carne: El corazón.

Introducción
El hombre está dividido en tres partes: cuerpo, alma, y espíritu. 1 Tes.5:23. El alma y el espíritu son las partes espirituales, son las partes del hombre que no conocemos físicamente, porque no están compuestas por materia y son un misterio para nosotros. El cuerpo es la parte carnal y vamos a separar la carne en dos secciones: los miembros y la mente. Los miembros son componentes físicos y visibles como los ojos, las manos, o los pies. La mente es donde radica el pensamiento y el corazón. El pensamiento son las imágenes o ideas que se sacan del corazón o se introducen en el corazón. El corazón es la base de datos. No estamos hablando del corazón que palpita en tu pecho, sino del corazón que está en tu cerebro, el centro de todo tu conocimiento e información, el núcleo de tu vida, donde nacen los instintos y los pensamientos.

Es muy importante que cuides tu corazón, la información que permites que entre en él y que lo mantengas sometido a nuestro Señor Jesucristo, que a diario le des al Espíritu Santo la autoridad sobre el mismo, porque si tu corazón se endurece, te apartas de Dios, porque el Espíritu Santo sólo habita en un corazón contrito y humillado y no en un corazón altivo y orgulloso. Prov. 4:23-25, Salmos 66:18, Salmos 51:17.

Desarrollo
Para comenzar vamos a conocer las cualidades del corazón humano sin Dios. Jer. 17:9. De un corazón lleno de engaño y maldad, sólo puede salir engaño y maldad, y esto es todo lo que hay en el corazón del hombre sin Dios. Gen.6:5, Mar.7:21, Santiago 4:1. Dios creo al hombre para tener una relación personal con Él, pero a causa del pecado esta relación es cortada y el corazón del hombre se encuentra en enemistad con Dios. Rom.8:6-8.

Todo lo que el corazón del hombre conoce es el mal, aunque al ser engañoso disfraza al mal de bien, cayendo en su propia trampa. Porque si no fuera engañoso nos presentara lo malo como malo, pero nuestro corazón, muchas veces, nos presenta lo malo como bueno. Pro.16:12; 26:12.

Por esto es que los hombres se creen buenos y justos, porque tienen un corazón engañoso y si su corazón, que es el núcleo de su información y conocimiento, vive en el engaño. La mente que saca los pensamientos del corazón va a vivir en engaño, y el cuerpo, los ojos, los oídos, y las manos y los pies; van a oír el mal, van a ver el mal, a hacer el mal y andar en el mal, porque están en engaño y para ellos lo malo es bueno. El que confía en el conocimiento, los sentimientos y los instintos de su propio corazón y no en Dios, se aparta de Dios. Jeremías 17:5.
Cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón y somos bautizados en el agua como señal, nuestro viejo hombre, es decir, nuestro viejo corazón es crucificado en la cruz del calvario para vivir una vida nueva. Rom.6:4-6, 2 Cor.5:17.

El Señor prepara nuestro corazón con el agua de la Palabra para hacer morada en él para su Espíritu Santo, porque el Señor no puede habitar en un corazón inmundo, Él no mora en tinieblas. San Juan 15:1-3, 1 Juan 1:5-7. El Espíritu Santo es el que hace morir a nuestro viejo y malo corazón a través de la Palabra de Dios. Rom.8:13-14, Heb.4:12, Efes.6:17.

El corazón se llena a través de lo que vemos, oímos, hablamos, y pensamos, ya sea de bien o de mal, de luz o de tinieblas. San Mateo 6:22-23, Job 34:2-4, Efes.4:22-24, Prov. 4:23-25.

Por esto es que en el libro de Proverbios el escritor, inspirado por el Espíritu Santo, nos dice que para cuidar nuestro corazón, más que todas las cosas, debemos apartar de nosotros la perversidad de la boca y mantener nuestros ojos en lo que es recto. Es increíble como nosotros los jóvenes, muchas veces, le damos más importancia a las cosas materiales que a nuestra propia vida. Cuidamos nuestros vehículos y nuestra vestimenta, tratamos celosamente de mantener nuestras computadoras libres de virus, compramos todo tipo de protecciones para nuestro ipods y nuestros celulares, y guardamos el recibo como la niña de nuestros ojos, por si el artículo se daña reclamar la garantía, pero el don más preciado que Dios nos ha dado que es el Espíritu Santo y la vida, lo apagamos porque no cuidamos nuestro corazón.

Es necesario que como jóvenes tengamos mucho cuidado con lo que vemos, hablamos, escuchamos, y pensamos porque estas cosas pueden apagar o prender la llama del Espíritu Santo en nuestro corazón. 1 Tes. 5:19-22, Prov. 15:30-31.

No embriagues tu corazón con substancias químicas, con músicas mundanas y carnales, con películas de violencia o erotismo, con literatura o cualquier tipo de información que no edifique, todas estas cosas apagarán la llama del Espíritu Santo y se robarán tu corazón sin que te des cuenta. Ef.5:18-20.

La Palabra nos dice que El Señor Jesús es Rey de Reyes, pero no se refiere a los reyes de este mundo, se refiere a los que hemos dejado al mundo para seguirle, los reyes somos nosotros, porque la Palabra dice que somos real sacerdocio, y si somos reyes debemos comportarnos como tales. Prov. 31:4-8.

La madre del rey Lemuel le enseñó que no es de los reyes el vino, no sea que bebiendo olviden la ley. Hay jóvenes creyentes que en lugar de traer sus cargas a diario y derramarlas sobre el altar, no se embriagan con vino, pero sí con los afanes de la vida en los estudios o el trabajo, con el ocio y la vana diversión, con la vanidad, el mal comportamiento y las músicas mundanas; con las malas conversaciones, con el Internet, (Myspace), con literaturas que generan confusión, con el teléfono, y se olvidan de la ley de Dios, se entregan completamente a la carne y a los designios de su corazón que son sólo para el mal, y después no entienden en qué momento perdieron el don del Espíritu Santo. Ecc. 9:3, Prov. 23:31-35, Prov. 28:9, Salmos 119:92.

Cuando la Palabra de Dios dice que no hagas algo o que te alejes de algo o alguien, porque ese algo o ese alguien robará tu corazón sin que te des cuenta, no es un consejo, es un mandamiento, y tienes que observarlo con mucho cuidado o perderás la batalla contra tu corazón. En el libro de Deuteronomio, Dios les da una lista de mandamientos a los futuros reyes de Israel para que no cayeran en pecado. Deut.17:14-20.

EL ORGULLO Y LA SANGRE

El águila orgullosa de pecho blanco,
volando va lenta y pesada
sus plumas gruesas y envejecidas
sus uñas están gastadas.

Su pico largo y puntiagudo
que un día fue digno de admiración,
por devorar al más débil
con violencia y sin compasión,
hoy encorvado apunta a su propio corazón.

Hace un intento por recordar su historia,
pero qué lejos están ya sus días de gloria
el dolor que marca cada movimiento
parece poner en silencio a la memoria.

Con sus últimas fuerzas sube a la montaña,
moribunda al alto nido logra llegar
y le da a su pico golpes contra una pared aledaña
hasta que lo consigue arrancar.

Cuando vuelve a crecer el garfio afilado
sus uñas una a una arranca,
el águila aprende que su poder no es eterno
mientras se tiñen de rojo sus plumas negras y blancas.

Mas el lento calvario no ha terminado,
su soberbia todavía no la ha abandonado
hasta que no arranque con sus uñas una por una.
las viejas plumas de su sangriento pasado.

El tiempo pasa y sanan las heridas del ayer,
eleva el vuelo con más fuerza que antes, al amanecer,
aunque mucho más humilde después de aprender
que solamente cuando hay sangre el orgullo puede desaparecer.

El águila orgullosa de pecho blanco, con dolor
tiene que aprender que su poder es pasajero y existe uno mayor.
Así el hombre pecador pierde su orgullo
cuando es cubierto con sangre a los pies de la cruz del Señor.