martes, 22 de diciembre de 2009

ORAR Y MEDITAR


Sabemos que orar y meditar en las Sagradas Escrituras son actividades imprescindibles para nuestra vida espiritual, pero es una gran confirmación de la infinita sabiduría del Maestro al encontrar estudios de los intelectuales de este mundo que comprueban lo que nosotros creemos por fe.

Referente a esto, el siguiente extracto de un artículo que encontré en una famosa revista científica, me llamó mucha la atención. “Hace unos cuantos años una instructora de la Escuela Médica de Harvard, llamada Sara Lazar, escaneó los cerebros de veinte personas que meditaban por 40 minutos diariamente. Estos no eran monjes budistas. Simplemente gente común con una larga historia de meditación.

Cuando ella comparó los cerebros de ellos con las de personas de edad e historial similar, pero que no meditan, encontró una diferencia significante. Los meditadores tenían el tejido cerebral un 5% más espeso en las partes de la corteza pre frontal, las cuales son usadas en la meditación. Éstas son las partes que trabajan regulando emociones, atención y memoria activa, las cuales ayudan a controlar el estrés”.

Si ésta es la diferencia mental entre una persona que medita y una que no. ¿Cuál será la diferencia en el ámbito espiritual entre una persona que medita en algo tan poderoso como la Palabra de Dios y una que no?

Por eso Isaías, un profeta que vivió miles de años antes que hubiera una universidad de Harvard, escribió que Dios mantendría en completa paz a aquel que medita constantemente en Él.

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