martes, 22 de diciembre de 2009

DIETA ESPIRITUAL


En nuestros días hay muchas personas que no contentas con su peso, se someten a dietas extremas para perder el exceso. El problema es que después de sufrir por un tiempo y tener los resultados deseados vuelven a sus antiguos hábitos alimenticios y en poco tiempo aumentan a un peso igual o mayor al que perdieron. Este proceso descontrolado causa serios daños emocionales y deja a las personas completamente derrotadas.

El problema, dicen muchos nutricionistas, es que estas personas no se dan cuenta que lo necesario para un cuerpo saludable no es hacer cambios drásticos por un corto tiempo, sino cambiar los hábitos alimenticios.

Lo mismo pasa con muchos creyentes que hacen cambios drásticos en su vida como una especie de dieta extrema espiritual, pero al momento en que son llenos de la unción del Espíritu Santo vuelven poco a poco a sus antiguos hábitos hasta que terminan en un estado espiritual igual o peor que el que tenían antes.

No hay cristiano que puede mantener una vida espiritual saludable si su alimentación espiritual es desordenada. Como dice el dicho “somos lo que comemos”.

Dios no quiere que hagamos un esfuerzo sobrenatural para estar cerca de Él. Un mes al año después los otros once meses pasarlos junto a Satanás. Dios no quiere que corramos fuertemente un día de la semana y nos echemos a dormir los otros seis. Él quiere que corramos pacientemente la carrera de la fe y que tengamos sanos hábitos espirituales.

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