martes, 8 de mayo de 2007

ME PUSE A MEDITAR

Me puse a meditar…
en la fábula del universo y en su moraleja
que en el cielo, tierra, y mar
tu Santa mano se refleja.

Me puse a meditar…
En la complejidad de lo que has creado
Y aunque sólo en parte se me permita contemplar
Tan sólo con la parte que veo
Deslumbrado me quedo.

Me puse a meditar…
En la profundidad de tu amor, mi Cristo,
Y si la parte que de Ti conozco me hace extasiar,
Cómo será la parte de tu Santa obra de arte
Que mis ojos aun no han visto.

EL PRESO LIBRE

Estoy preso en una cárcel y te escribo desde aquí
Que se pudra en el tiempo el tiempo, pero que no me pudra a mí.

Estoy preso en una cárcel, pero preso no me siento
No hay jaula que pueda encerrar al ave del pensamiento.

Estoy preso en una cárcel, pero aun no me podrí.
Podrido estaba yo allá afuera, y aquí verde me volví.

Estoy preso en una cárcel, pero no en el corazón,
Porque Uno al entregarse me libró con su perdón.

Estoy preso en una cárcel, pero con su sangre pura
Él me dio la libertad que para siempre dura.

LA PEÑA

Quebranta la peña de mi corazón,
para que completamente a ti se abra,
Pero que no sea Moisés
con la dura ley de su bastón,
sino tu Santo Espíritu
con el tierno toque de tu palabra.

Separa los cielos y llévame a tu lado,
como separaste al mar muerto del pecado
No permitas, Buen Pastor,
que perezca en el desierto,
guíame al hogar con tu cayado.

Señor Jesús, Tú fuiste aquella roca despreciada
que con recia vara fue herida,
cuando la humanidad rebelde y despiadada
vagaba completamente perdida.

Quién diría que al cruzar punzante lanza tu costado
un manantial de agua y sangre brotaría,
santa y pura sangre para lavar mi alma del pecado
y agua fresca y cristalina para darme nueva vida.

RESCATAME

///Yo no sé///
Adonde tú crees que vas?
///Yo no sé///
Adonde tu crees que estas
///Yo no sé///
Cuánto tiempo te quedará
Yo sólo sé que sin Cristo te perderás.

Coro (Solista)

////Alza tu mano y dile a Cristo,
rescátame////

Coro (Voces)
////Alza Tu mano y dile a Cristo,
te necesito, rescátame////

2.

///Yo no sé///
Adónde yo quería ir?
///Yo no sé///
En dónde yo quería estar?
///Yo no sé///
Cuánto tiempo iba a tener?
yo sólo sé que a la cárcel
Cristo me vino a buscar.

Coro
//////Y Él me hizo libre//////
Preso mi cuerpo, mi almaobtuvo libertad.

COMO CORDERO

Como cordero, fue llevado al matadero
y como oveja, enmudeció su boca
y no fue hallado en el pecado
crimen ni ofensa
fue escupido y azotado
y no tuvo defensa.

Cómo yo puedo querer alcanzar misericordia
quién es el hombre para que tengas de él memoria
me dices, hijo mío, tan sólo ven a mí
no tienes nada que pagar
yo ya morí por ti.

Coro

No hay amor más grande
que el del que dio sin pedir nada
no hay amor más grande
que el de la oveja trasquilada
no hay amor más grande
que amor del Dios del cielo...
quien teniendo el poder para condenar
a la humanidad
se hizo hombre y murió
para salvarla.

Maltratado y herido
él fue por nuestras transgresiones
escarnecido por todas las naciones
y clavado en una cruz
se le escucha exclamar
no les imputes este pecado
no saben lo que haciendo están.

Dónde se encuentra
oh muerte tu aguijón
y dónde se encuentra
oh tumba tu victoria
porque el Hijo del hombre
al tercer día resucitó
y ascendió a los cielos
en una nube de gloria.

YO SE QUE TU ERES MI DIOS

Temprano en la mañana
en mí despertar
el sol abraza mi cara
y te tengo que alabar.
Me levanto de la cama
para desayunar
Tú pones pan en mi mesa
y te tengo que alabar.
Me dirijo para el trabajo
para mí sustentar
a diario Tú me das fuerza
y te tengo que alabar.
Y cuando llega la tarde
y el sol se va a ocultar
admiro tu creación
y te tengo que alabar.

Coro

Yo sé que Tú eres Dios
y el universo no puede contener
tu grandeza.
Yo sé que Tu eres Dios
y a tu palabra tiembla
toda la naturaleza.
Yo se que Tú eres Dios
y ante tu trono
se postran y adoran
un mar de ángeles,
yo sé que Tú eres Dios.
Lo que no sé es quién soy
yo para que Tú me ames.

2

Aunque muchos digan
que Tú no eres real,
que la Biblia sólo es un libro,
no me convencerán;
que sólo hay una vida
y hay que disfrutar,
que Cristo es una leyenda
no me convencerán.
Y es que yo te veo
en todas las cosas,
yo sólo en Ti creo
y no me convencerán.
Jesús Nazareno
Tu vida fue hermosa
yo sé que moriste por mí
y no me convencerán.

LEVANTO MIS MANOS

A VECES SIENTO QUE ESTA VIDA ES MUY DIFICIL,
A VECES SIENTO QUE SE ME ESCAPA DE LAS MANOS,

A VECES SIENTO QUE NO PUEDO MAS
Y ME PREGUNTO DONDE ESTAS?
DOY UN PASO ALANTE Y OTRO ATRAS
Y ME PREGUNTO DONDE ESTAS?

A VECES SIENTO QUE TU LUZ EN MI SE APAGA,
A VECES SIENTO QUE LA OSCURIDAD ME TRAGA.

NECESITO UN CONSUELO,
MI CORAZON PARECE HIELO,
Y MIENTRAS LENTAMENTE
ME CONGELO,
ME ARRODILLO EN EL SUELO.

CORO1

Y LEVANTO MIS MANOS
LAS DIRIJO HACIA EL CIELO,
Y TE DIGO TE AMO,
YA NEGARTE NO PUEDO
Y LEVANTO MIS OJOS
LOS DIRIJO HACIA EL CIELO
ESTAN LLENOS DE LAGRIMAS
Y MIRARTE NO PUEDO,
ME DICES SOY LA LUZ
MI NOMBRE ES JESUS
Y ANTES DE SUBIR A MORIR POR MI
EN TU CRUZ
TU SECAS MI LLANTO,
SECAS MI LLANTO
CON UN TOQUE DE TU MANTO

CORO2

Y LEVANTO MIS MANOS
LAS DIRIJO HACIA EL CIELO,
Y TE DIGO TE AMO,
YA NEGARTE NO PUEDO
Y LEVANTO MI VOZ,
MAS NO PUEDO DECIR NADA
NO HACEN FALTA PALABRAS
CRISTO, MI ALMA TE ALABA.
Y PUEDO VER TU GLORIA
VEO LOS CIELOS ABIERTOS
ME DAS AGUA DE VIDA
MIENTRAS CRUZO EL DESIERTO
Y LEVANTO MI VIDA
LA CUELGO EN TU ANZUELO
QIUIERO SER UN PEZ MAS
Y POR SIEMPRE NADAR
EN EL MAR DEL CIELO.

EL ANGEL DE JEHOVA

Estoy aquí, Señor,
en este oscuro lugar
ahogado en mis penas
y mis sufrimientos.

Estoy aquí, Jesús,
cansado de navegar
por un mar de problemas
tormentas y vientos.

Pero aunque ande, por el valle
de las sombras, Tú no dejas que yo
pierda el aliento.

Coro
//El ángel de Jehová
acampa en derredor
de los que le temen
y los defiende///

Estoy aquí, Señor,
postrado ante Tu altar
dejándolo todo, me has enseñado
que no hay otro modo.

Estoy aquí, Jesús,
cansado de ensuciar
mi vida en un lodo
seguir ya no puedo, a Ti te la entrego.

Cada hora que pasa contigo mi
esperanza crece,
sé que todo lo puedo,
en Ti mi Cristo, si me fortaleces.

COMO ACOSTUMBRARME A TI

Me puedo acostumbrar fácilmente
a una costosa muda de ropa
tres veces diarias,
y echarlas a la basura
después de haberla usado.


Me puedo acostumbrar fácilmente
a comidas caras y exóticas
y a los más exquisitos manjares
hasta llegar al punto
de la insipidez y el empalago.


Me puedo acostumbrar fácilmente
a todos los placeres alcanzables por esta carne
y vida humana y a poder sentirlo todo
como quien no siente nada.


Me puedo acostumbrar fácilmente
a vivir como quien compra un cómodo y
lujoso carro del año y lo hace pedazos
tan sólo horas después de haberlo comprado.


Me puedo acostumbrar fácilmente
a pedirte, mi Dios amado,
incontables señales y a recoger
un lienzo de lana
tanto seco como mojado,
cada madrugada.


Me puedo acostumbrar fácilmente
al aplauso de la gente y al orgullo
la vanagloria y el poder que siente
aquel que por las multitudes es aclamado.


Me puedo acostumbrar fácilmente
a tener una vida rebosante de bendiciones
a más no poder y mirar al que nada tiene
con envidia queriendo ser como él.


Me puedo acostumbrar fácilmente
al sol, la luna, y las estrellas,
al mundo conocido,
a vivir mil veces lo que no he vivido,
y conocer lo que no ha sido revelado.


Pero ni la misma eternidad bastaría para
hacer costumbre, ni para poder cansarme
de lo que experimenta mi corazón al
mirar el cielo bañado por un atardecer
rojizo, sabiendo que estoy parado ante
la gloria del trono de mi Creador
y abiertos los ojos de mi alma, se
escapa de mí un suspiro al poder ver
en la profundidad de lo infinito,
cara a cara al Señor y siento que me
elevo por los aires al darme cuenta que estoy mirando al rostro del amor.

LA ORACION DEL PRESO

No te pido en el día
ese sol que no me merezco,
ni te pido en la noche
esa luna que desprecié.
No te pido la dulce libertad
de la cual hoy amargamente carezco,
porque siendo libre quisiste hablarme,
pero fue en la cárcel
donde te escuché.

No te pido que abras
frente mí el mar rojo,
para que en presencia de mis enemigos
pueda yo en seco cruzar.
Ni te pido que hagas
ante mí un gran milagro
del cual luego yo
mal agradecido y soberbio
pueda sin escrúpulos
dignarme a olvidar.

No te puedo pedir como José,
que te acuerdes de mí
en este lejano y solitario lugar,
porque reconozco y sé
que cuando vino a buscarme
la mujer de Potifar,
no dudé un momento
ni me quise yo de ti acordar
al enredarme en los brazos del deseo
y al deleitarme en el placer del pecar.


Cómo podría yo, Señor,
tan egoístamente pedirte
que seas Tú quien recoja
lo que con mis manos sembré.
Cómo podría yo, Señor,
después de tanto herirte
y pagarte haciendo daño
cuando Tú hiciste bien,
pedirte que seas el paño
para enjugar mis noches…


Tan sólo, Señor, te pido
que no vaya a ser mi vida
echada en el olvido,
Como se pone una vieja carta
en el fondo de un cajón,
sino que sean mis días cautivos
como un faro de luz para mi generación,
y que esté donde esté
todos sean testigos
de que Cristo vive en mi corazón.

No te enojes, Señor,
si soy atrevido,
pero con mi corazón
humillado te pido
que no se apague mi luz
sin que derrames
sobre mí la promesa de tu Santa unción.

NO HAY AMOR MAS GRANDE

No encontraras un amor más grande,
Que el de aquel que bajó,
Desde la altura de los cielos,
Y por mis culpas sufrió.

No encontrarás sangre tan limpia,
De eso estoy seguro,
A el le doy todo lo que soy,
Hasta mi último respiro.

No encontrarás otro cordero,
Que te redima de muerte segura,
Mi alma se moría entre mis pecados,
Pero en su sangre encontré una cura.

Su nombre es Jesucristo,
Que en la tumba ya no está.
El espera que tú también resucites,
Para poder salvarte de tu mal.

UNA LAGRIMA

Una lágrima recorre lentamente
el rostro de un anciano,
Se escapó una gota de dolor
De su corazon inmenso pero aun humano.

Una lagrima que contiene años de sabiduria,
Ojos cansados que han visto
Ya muchas noches con sus dias
Y demasiados muchachos como yo
Insensatos, derramar sus vidas
En este vano mundo y en el ancho
Y llano rumbo de sus corrompidas vias

Una lagrima atravieza tu arrugada cara,
Porque aunque no eres dueño del futuro,
Por tu experiencia sabes que es duro,
Lo que la vida sin sentido, que libremente he escogido,
Tan friamente me prepara

Y mientras desde tus parpados
Aquel amargo ungüento, casi invisible se desliza,
Yo soberbio me aparto del rebaño
Y pienso contento que me escape de tu regaño,
Porque mereciendo de tu mano
Sin misericordia una paliza,
Con una lagrima en el alma
Me regalas la mas tierna de tus sonrisas


Por inspiracion divina
y con mucho amor para
el apostol Florentino Almeida
los ancianos de nuestra
querida Iglesia de parte:
de Kevin, Mack, Janice y Jason

FELIZ CUMPLEANOS, MAMA

Sé que estás muy orgullosa de mí,
aunque al contemplar las páginas de mi corta vida
no entienda por qué.

Sé que cuando estoy lejos de ti
no puedes respirar del dolor,
tus ojos me lo han dicho tantas veces.

Sé que cuando sufro se te parte el corazón
y que no dudarías un segundo en arrancarlo
de tu pecho por verme feliz.

Sé que darías tu vida por mí
sin que haga falta explicación
y por la más mínima razón te enfrentas
no sólo a uno, sino que a un mar de
leones con la fuerza de Sansón.

Sé que puedo escribir de los astros
y de los corazones
de caballeros y doncellas,
de castillos y dragones
y usar metáforas y leyendas en
toda clase de canciones.

Pero cuando se trata de ti
nada me sale bien
nada es perfecto.
Puedo pasar mi vida escribiéndote
libros y no estaría contento.
Se acumulan a mi lado montañas de papel.
Llegan a mi mente todo tipo de frases y floridas
expresiones, mas ninguna me satisface.

Aunque…

Sé que estarías contenta con
aquellos palillos pegajosos en el papel bañado de escarcha
con tu nombre que te regalé para el día de las madres,
cuando era pequeño, acompañado por un besito mojado
y un aire de satisfacción al ver tu rostro alegre
contemplando con ternura aquel dulce desastre
que para mí era la más compleja obra de arte.

Y es que…

Sé que le puedo escribir poemas al amor de mi vida,
bajarle una noche estrellada en la pluma mojada y dibujar
en rosa muchas rosas bañadas con la luz del más colorido atardecer.

Pero… no sé con qué tinta pintar los versos
para expresarle lo que siento a la mujer que
me tuvo nueve meses dentro de sí y
no temió perder su vida por verme vivir.

Sé que Jesucristo es el único que
entiende tu gran amor por mí. Y qué cierto es aquello
de: “solo sé que nada sé” y si pude captar algo en el papel,
fue porque al no saber qué hacer Él tenía las palabras exactas,
me puse de rodillas y Él me dijo que escribiera esto para ti.

¡Feliz Cumpleaños Mamá!

CUIDA TU JARDIN

"Hace algunos años, conocí­ una señora que por motivo de la muerte repentina de su esposo, cayó en una profunda depresión. La salud del cuerpo estaba completa, todo estaba en la mente -decía ella-. El remedio para aquella terrible enfermedad, fue muy singular. Le dijo el doctor que la atendía: Quiero que dedique parte de su tiempo diario en cultivar un jardín en el frente de su casa con esas plantas que siempre ha deseado tener. Esa será su medicina. Manténgalo limpio, abonado y con agua. Ella contaba que aquello fue su sanidad".
-Fragmento, Dorcas Martínez: El cultivo de la mente.

"Otra parábola les propuso diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo, mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue". Mt.13:24-25.

Querido Joven cristiano, tu mente es el jardín o campo de Dios. ¿Qué es lo que está siendo sembrado en él?

El señor del pecado es Satanás. Él fue el que se encargó de sembrarlo en el corazón del hombre desde el principio del mundo. Pero si el hombre hubiera obedecido la palabra de Dios: "Mas del fruto del árbol que está en medio del huerto, dijo Dios: No comeréis de el, ni le tocaréis, porque no muráis". Gen. 3:3, el plan del enemigo hubiera fracasado y su mala hierba no hubiera echado raíz. Pero todos conocemos la historia, y en ese jardín de antaño, el hombre firmó su propia sentencia de muerte.

Cuando vuelvas a salir caminando por tu barrio, fíjate en cualquier terreno vacío. Podrás notar que se encuentra (si está descuidado) lleno de maleza, y de basura. Esto lo podríamos aplicar al corazón de la siguiente forma: La maleza es el pecado del corazón. No hace falta regarla para que crezca. Crece con mucha rapidez y si no la cortamos a tiempo, puede ahogar toda buena planta, todo buen sentimiento, todo buen fruto. La basura es el abono del pecado, pornografía, borracheras, drogas, etc.

Cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón, somos crucificados junto con Él, enterrados en el bautismo y sellados por el Espí­ritu Santo de Dios para salvación de nuestras almas. Sin embargo, el jardín de nuestro corazón se ve amenazado, a cada momento, por la maleza del pecado que quiere rebrotar.

El Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos amonesta que cortemos y arranquemos diariamente la maleza de nuestro jardí­n. ¿De qué manera hacerlo? "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad". Fil. 4:8. La única manera de renovar nuestra mente es a través de la Palabra de Dios, la oración, y el ayuno.

¿Cuánto tiempo pasas al día, a la semana, al mes, o al año limpiando tu jardín? Compara ese tiempo de arrancar maleza, y de regar tus plantas espirituales, con el tiempo que pasas echándole basura a tu jardí­n. ¿Cuánto tiempo pasas como zombi escuchando música de "amor" supuestamente, o mirando películas llenas de violencia, fornicación e inmundicias?
Joven... si tú haz entendido y recibido el amor de Jesucristo, no lo desplaces de tu corazón por la basura, ni por la maleza del pecado. Si no le conoces, búscale en oración, lee la Biblia, ve a la iglesia. Si te pasas más tiempo llenando tu casa de basura que limpiándola, estás en un problema. Hay algunos jóvenes que piensan que ni siquiera tienen que limpiar su jardín, que éste se limpia solo.

Si tu jardín ha sido limpiado por el Señor Jesús, esto no significa que ya no hay que hacer más nada. Al contrario, es ahí­ donde comienza tu trabajo. El Señor es el que da el crecimiento a tus flores espirituales. Pero tú tienes que cultivar y trabajar la tierra. Yo sé lo que es convertir un basural en un jardí­n, y créemelo no es nada fácil.

Era el verano del 1998 y yo tenía once años. Cierta iglesia de Philadelphia tenía un programa para mantener a los niños y jóvenes lejos de la calle y las drogas; para llenar el ocio en los dí­as calurosos del verano y hacerles gastar las suficientes energías para que no les queden fuerzas para salir a inventar en la noche. Porque aquel lugar del norte de Philadelphia era peligroso y los jóvenes eran, como siempre, los protagonistas de las más tristes historias.

Las actividades de ese programa mantenían a los jóvenes ocupados cuando no había clases. Los niños menores de diez años eran cuidados en la iglesia. Les daban estudios bíblicos, comida y participaban de juegos. Los niños mayores de once años trabajaban pintando paredes en la oficina, ayudando en el comedor o convirtiendo basurales en jardines.

Uno de mis primos, que tenía siete u ocho años de edad estaba en la guardería. A otro lo asignaron a trabajar en el comedor y a un tercero en la oficina. A mi hermano y a mí­ nos tocó trabajar en un terreno vacío que los vecinos habían convertido en un basural.

Cuando llegamos al lugar nos pareció imposible que éste pudiera llegar a convertirse en un jardín. Parecía más bien una jungla por lo alto de la maleza. Las apenas cuatro horas diarias que trabajábamos, bajo un sol intenso, nos parecían largas jornadas de esclavitud, pero seguíamos adelante pensando siempre en el cheque que recibiríamos. Poco a poco fuimos limpiando y aquel lugar que algún día fue escondite de drogas, criminales y toda clase de actos inimaginables del bajo mundo, se transformó en un hermoso jardín, casa de mariposas, lleno de flores de vivos colores y frescos olores.

Recuerdo el trabajo que pasamos transformándolo y me pongo a pensar qué difí­cil hubiera sido aquello si todas las tardes, después de nuestro arduo trabajo, hubieran descargado un camión de basura en aquel lugar. Creo que habría sido algo devastador ver desaparecer todo nuestro duro trabajo bajo una pila de basura.

¿Como crees tú que se siente Jesús, el jardinero principal de nuestro corazón, cuando tú le haces algo semejante?

Joven, cuida tu corazón. No lo llenes de basura porque lo que entra por tus ojos y oídos va al corazón. Y no es sólo un camión de basura, sino filas y filas de camiones, que nuestro enemigo quiere de forma disimulada descargar en tu jardí­n. Ciérrale la puerta a toda palabra ofensiva, a toda mala conversación, a todo acto de violencia, a toda inmundicia sexual y recuerda que...

"Cultivar nuestra mente podría ser la sanidad de muchos de nuestros problemas. Porque una mente cargada de pensamientos negativos produce caras largas, ceños fruncidos, depresión, respuestas airadas, descontrol, hasta por las cosas más insignificantes; conversaciones desagradables; se renuevan rencores del pasado y brotan espinas en el presente.

Vigila tus pensamientos, estos se convierten en palabras. Vigila tus palabras, éstas se convierten en acciones. Vigila tus acciones, éstas se convierten en hábitos. Vigila tus hábitos, estos se convierten en carácter. Vigila tu carácter, éste se convierte en tu destino. Cultiva tu mente, el destino eres tú".

-Fragmento, Dorcas Martínez: El cultivo de la mente.

Que Dios te bendiga y llene tu Jardín de bellas flores.

*Inspirado en el escrito de la hermana Dorcas Martínez: El cultivo de la mente*

LIBERTAD

Hola joven, cómo te encuentras, yo me encuentro bien gracias a nuestro señor Jesús.

Quiero preguntarte algo, ¿Te has sentido alguna vez preso? ¿Tus padres son muy estrictos? ¿Los ancianos de tu congregación se fijan mucho en tu apariencia y no se dan cuenta que sólo necesitas un poco de libertad? Ten cuidado, el enemigo es astuto y lleva años destruyendo nuestra juventud con las misma armas. Satanás te encadena con tu falta de experiencia, tu inocencia e ingenuidad. El mundo es el mismo año tras año y generación tras generación. Y aunque tú no lo pienses, tus padres y tus abuelos tuvieron tu edad, y todos pasaron lo que estás pasando: una de las luchas y batallas más grandes de nuestra vida.

Deja que te cuente algo de mi historia. Yo sé lo que tú sientes, porque yo nací en la iglesia que tú naciste. Fui a la misma escuela sabática que tú fuiste, y a los mismos cultos y servicios, y sentía el mismo encarcelamiento en mi corazón que tú estás sintiendo. Culpaba a las normas y restricciones de cosas mundanas y carnales por las que mi alma y corazón sufría.

¡Alto! espera un momento, ¿escuchaste lo que acabo de decir? Sufría mi alma y corazón por la falta de cosas mundanas y por las restricciones que ponían la iglesia y mis padres. ¿Puede eso ser posible? ¿Puede el espíritu o el alma de alguien afligirse por falta de un arete, un tatuaje, una ropa, una canción que habla de sexo, de drogas o de cualquier cosa mundana o por falta de comida o de popularidad? ¿Cómo puede el espíritu o el alma de uno afligirse por cosas que sólo complacen al cuerpo o a la carne?

Joven, ¿te has sentido alguna vez así? Déjame preguntarte algo. ¿Hace cuánto tiempo que te sientas en la última banca de la iglesia… que no cantas junto con la congregación… que no lees la Biblia cuando se está leyendo… que no oras cuando se está orando… que cuando se lee la Escritura para el mensaje te levantas y te vas porque te dio hambre o para hablar con tus amigos?

¿No sabes qué decir? No me tienes que contestar, el enemigo es astuto y nuestra carne es inmunda y amiga del pecado. El único camino que mantiene nuestra alma libre es Jesucristo. Pero si nos alejamos de Él, aunque sea por un segundo, el diablo está asechando como tigre hambriento y se lanza para el ataque haciendo alianza con una potencia, con un fuerte enemigo, con el segundo principal enemigo de nosotros, que es nuestra mente. La mente manda al cuerpo y nuestro cuerpo busca el pecado, y mientras el enemigo hace su obra, poniendo excusas y pretextos, amigos y placeres para alejarnos de Dios, la mente cumple con su parte y nos confunde, nos cambia el adversario, poniendo como enemigo a la iglesia y sus normas. Que si fulanito se viste así, que si fulanita se viste asá…

Joven, si nos preocupamos de fulano o de fulana y no en las cosas espirituales, de seguro nos vamos a perder.

Esa voz que nos pide a gritos libertad, no es más que la voz de nuestra alma y del Espíritu de Dios que en nosotros se debilita. Que nos ve como marionetas avanzando hacia el precipicio y nos grita: ¡devuélvete! Y nos pide: ¡libérame que estoy preso! Pero por nuestra falta de experiencia y soberbia, no escuchamos.

Así mismo no escuché yo su voz, o mejor dicho, no entendí su llamado. Y a muy temprana edad obtuve mi supuesta libertad y empecé poco a poco a complacer mi carne, en secreto me escapaba y me iba por el mundo a disfrutar mi libertad, y aquella voz que antes me llamaba, ya no escuchaba. Mi mente me confundía y me decía: ya no escuchas esa voz que te dice libérame porque ya eres libre, sin saber que ya no oía aquella voz porque se había apagado todo espíritu de Dios que quedaba en mí y la libertad que me quedaba, el enemigo me la había quitado.

El enemigo me paseó por lugares coloridos y por las luces brillantes del mundo donde todo era fiesta y felicidad. Pero poco a poco las luces se fueron apagando y los paisajes coloridos se fueron poniendo grises. Todo era podredumbre, muerte y desolación. Mi vida se llenó de demonios, de vicios, y andaba por ahí buscando la muerte sin saber lo que buscaba ni adónde iba. Hasta que cierta noche, por cierta situación, caí preso, y en ese momento, me convertí en el preso número 0675069, propiedad del estado.

Cuando desperté en esa celda, mi mente y mi cuerpo sintieron miedo. Se sintieron traicionados, sintieron que su aliado los había dejado y que ya no iban a poder disfrutar de sus necesidades y placeres.

El diablo se reía de mí, se burlaba y decía: Dejemos a este tonto aquí y vayámonos a buscar a otro. Y cuando me dejó ahí en ese rincón, Jesucristo me vino a buscar. A la casa de la escoria del mundo, me vino a buscar. Soy indigno de Él, y sin merecerlo me vino a buscar. Me empezó a enseñar su palabra y me empezó a enseñar su camino. Me confortó de una manera tan grande y tan bella, que ni todas las palabras que existen lo podrían describir. Me mostró lo que había pasado y me habló a través de otros presos, a través de escritos y cartas, y a través de mi familia. Cada vez que me sentía solo Él mismo venía y me consolaba. A mí, que pasé de ser hijo de esta iglesia, a ser hijo del mundo. A mí, que tanto daño le hice, a mí, que tanto lo ignoré. A mí, que menosprecié el linaje por el cual llegué a este mundo. A mí, que tan indigno soy de su amor.

¡Gloria sea dada al Dios del cielo por su misericordia!

Hola Joven, ¿cómo te encuentras? Yo me encuentro bien gracias a Dios, gracias a nuestro Señor Jesús.

¿Te has sentido alguna vez preso? Yo sí sé lo que es estar preso, que te digan a qué hora comer, a qué hora caminar, a qué hora levantarte, cómo hablar, cómo vestirte, cómo comportarte, y si no cumples, te castigan sin misericordia hasta que aprendes. Pero siento un gozo y una paz, y una libertad que nunca antes había sentido en mi vida. Mi carne y mi mente acorraladas han tenido que rendirse y arrodillarse ante el único Dios, que es Jehová. ¡Rey de reyes y Señor de señores!

A lo mejor tú me conoces, mi nombre es Jason Felipe Cárdenas, ahora, el preso número 0675069. Tus oraciones por mí han sido contestadas, pues preso en mi carne, mi alma fue libre.

¡JOVEN, LEVANTATE Y EXIGE TU LIBERTAD!

CARTA A MI PADRE

(El arma secreta, escrita aprox… en julio del 2006)

Ya bien entrada la noche, por medio de la pluma y el papel, descargo los sentimientos hallados en los lugares más recónditos de mi corazón adolescente, y sin pensar en lo que escribo, solamente dejo que fluya el torrente de versos que hasta hoy se hallaban estancados en mi subconsciente, esforzándome por no dejar ninguna palabra pendiente que se cuele por algún resquicio que no halla espacio en mi ya corrompido juicio, para guardar un sólo te amo de los que bombea mi corazón, simiente tuya y de mi madre por obra de Dios latiente y por medio de la presente me dirijo al gigante; mi padre: Benjamín Cárdenas Pedroso. Lo oyes, lo escuchas, he ahí un nombre precioso, insignia de un titán coloso, siervo del Dios todopoderoso.

Es el nombre que ostenta un hombre paciente, sabio, sonriente y de compresivo semblante. El maligno no ha perdido instante para intentar desgarrarte, incontables veces arremetió contra ti aberrante, con toda su potencia y furia para quebrantarte, mas tú sereno en el nombre de Jesús el Nazareno, a su ejército la cara le plantaste, tus pies firmes sobre la roca no se movieron y luchaste la buena batalla, sangraste y lloraste, pero la pelea nunca dejaste, Cristo te dio la victoria y aunque el diablo se llenó de cólera, no pudo ni con todas sus hordas derrotarte, y lejos en silencio, ávido el cobarde, conspirando para herirte, pues se ha dado cuenta de que no te amedrenta su falso alarde.

Ay padre, mi amado padre, qué dolor me invade, padre, cómo sangra mi herida. En este rincón de mi habitación estoy rendido en el suelo mientras fluyen lágrimas, líneas cargadas de sentimiento. Sufro en un constante tormento, lloro como los niños cuando están hambrientos, escribo con furia tratando de apagar mi dolor, el cual sólo crece, y crece. Y mientras escribiendo voy comienzo a darme cuenta de lo que soy, ¿será posible? ¿En qué me he convertido?

Yo, tu hijo, me presento… soy el látigo castigador, el hacha del verdugo, tu corona de espinas, el madero de tu cruz. Soy de tu vida la luz que se ha convertido en un martirio que te quema a fuego lento, qué angustia siento, pero qué claro se ve todo en este doloroso momento. Se me escapa el aliento y entre el torbellino de mi turbulenta y desastrosa vida un instante de lucidez encuentro. Pero… ¿soy yo? ¿Será esto cierto?

¡Soy yo! ¡Soy yo! Oh, padre ¡soy yo! La espada que el enemigo contra ti empuñe violento y tú recibes los implacables golpes de tu hijo mientras él ríe contento. Pero en este momento… todo está en blanco, ya no soy espada flecha ni arco, ya no soy látigo ni hacha; me levanto del suelo, vuelvo a ser papel y pluma y escribo las palabras que me susurra al oído una voz suave como el viento… “Jason, dile a tu padre que no pierda la esperanza, que sus oraciones surten efecto que no le he olvidado, y no se ha acabado el trayecto… hay esperanza”.

Padre, Dios quiera que tu hijo de esta pesadilla pronto se encuentre despierto y que estés presente para con tus ojos presenciar este ansiado momento.

Gigante, oh, gigante… quisiera poder expresarte estas palabras frente a frente, sin papel y sin pluma, sólo mi voz hablando claramente, pero no puedo, no me atrevo, me lo impedirían las lágrimas estás muy alto y yo tan bajo y degradante. No merezco mis virtudes y mis talentos, he visto hombres menos hábiles, pero con su vida contentos y qué es lo que se cree este mocoso, que en momentos del pasado también negara a mi Padre celestial para querer ser uno más del montón.

Padre mío, oh, padre mío, a mi corta edad he recorrido incontables rumbos y caminos, me he encontrado con mil destinos, he andado por calles llenas y vacías, he hecho mil maldades y he sido un lobo en piel de oveja buscando saber lo que soy y adonde pertenezco. Pero qué descaro, cómo me atrevo, soy yo y estoy aquí porque vine de ti y a ti pertenezco. Te he buscado tanto, sin saber lo que buscaba cuando siempre estuviste ahí frente a mí…tan sólo algo te ruega este niño infeliz… siempre recuerda que te amo y no te olvides de pedirle a Dios que se apiade de mí…

El arma secreta que te ha hecho tanto daño.

Tu hijo