sábado, 4 de octubre de 2008

QUIÉN ES LA IGLESIA

La palabra iglesia viene del griego “ekklesía”, que significa comunidad o congregación; la reunión de los miembros del cuerpo de Cristo en un lugar. Los santos unidos adorando a Dios.

El término ha perdido con el tiempo su significado original y muchos por desconocimiento lo hemos confundido con el de templo. Los diferentes significados, tanto en hebreo, idioma usado en el Antiguo Testamento, como en el griego, usado en el Nuevo Testamento, para la palabra templo, varían de una casa a un palacio o santuario de adoración, un lugar sagrado. Por lo que iglesia no es templo y templo no es iglesia. El templo es el lugar de adoración, la iglesia es la congregación que adora a Dios en su interior. La iglesia puede existir sin el templo, pero el templo no es nada sin la iglesia.

Algunos miembros del cuerpo piensan que la iglesia es una organización o una directiva a la que sólo pertenecen los apóstoles, los obispos y los que tienen liderazgo, como las empresas del mundo en las que sólo los accionistas y los que tienen dinero invertido son miembros. Y se les hace costumbre hablar mal de la iglesia: “que si la iglesia tomó ésta mala decisión…”, “que si la iglesia es anticuada…”, etc. Pero la directiva no es la iglesia, ni la iglesia es la directiva, la directiva es un miembro más de la iglesia, es el timón del Espíritu Santo.

La iglesia somos tú y yo. No hieras más a la esposa de Cristo, tu propio cuerpo.

El que es uno con Cristo es uno con la Iglesia.

1 Cor. 12:12-13.
Ef. 5:29-30.

SILENCIANDO A DIOS

Recuerdo que hace años cada vez que se decía una palabra incorrecta o inadecuada, en los medios de comunicación, ésta era silenciada y reemplazada por un sonido agudo. De ese tiempo a esta parte los medios de comunicación se han corrompido con mucha rapidez.

Cada día los programas son más atrevidos y las conversaciones más inadecuadas. La mayoría de las películas llenan los ojos de la juventud de violencia, sangre y sexo. La música trastorna sus mentes de tal manera que distorsiona la recepción de la realidad, los introduce muchas veces a un mundo de odio y los deja vacíos.

Hubo una época dorada donde el centro del hombre era Dios, pero pareciera que el mundo de hoy en vez de bloquear las palabras feas y desagradables, usa su sonido agudo para silenciar a Dios y su Palabra. Esto no es nada nuevo, ya que el hombre desde el principio ha escogido el mal sobre el bien, la serpiente antes que a Dios, a Barrabás antes que a Jesús.

Lo que nos llena de esperanza es saber que aunque el mundo quiera silenciar a Dios, nosotros confiamos en su promesa: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis Palabras no pasarán”. Mateo 34:25.

Cuando los medios de comunicación presenten programas que destruyan la moral y el mensaje del evangelio, no les des audiencia.

Rechaza las palabras de Satanás y trasmite las Palabras de Jesús.

Hech. 4:13-20.
Salmos 83.

QUÉ CLASE DE PERSONA ERES

El vehículo del hombre para quien yo trabajaba, hace un tiempo atrás, tenía pegado en la puerta un letrero que me llamó mucho la atención y no se me ha olvidado, decía así: “Las personas grandes hablan de ideas, las personas normales hablan de cosas y las personas pequeñas hablan de otras personas”.

Este pensamiento me pareció muy curioso y sabio a la vez antes de ser convertido, pero después de conocer a Jesús me di cuenta que al letrero le faltaba un tipo de persona, al agregar esta última el letrero se leería así: “Las personas pequeñas hablan de otras personas, las personas normales hablan de cosas, las personas grandes hablan de ideas y las personas extraordinarias hablan de Dios y con Dios”.

Pero incluso después de esta modificación, Dios me mostró que aunque la lista parecía completa, todavía faltaba un grupo de personas muy escaso: “El de aquellos que no hablan mal de otras personas, que no pierden mucho tiempo hablando de cosas, que tienen grandes ideas y no solamente hablan con Dios y de Dios, sino que también interceden ante Dios a favor de otras personas”.

Eso fue lo que hizo Abraham por Sodoma y Gomorra, Moisés por el pueblo de Israel y esto es lo que hace Jesucristo, el más grande, el más importante de toda la historia, a la diestra del Padre día y noche intercede por nosotros los pecadores. ¿A cuál grupo de personas perteneces? ¿A cuál grupo de personas desearías pertenecer?

Que mi persona sea como la de Jesús.

Ez. 22:30
Ro. 8:34

EL CIEGO PENIEL

Una de las narraciones que más toca mi corazón en la novela cristiana “Primera Luz”, es la historia de Peniel el ciego.

Peniel había sido obligado a pedir limosna y a vivir en el patio de la casa a los 7 años de edad. Diez años después su madre le dijo que ya era mayor de edad y lo arrojó a la calle.

Eran tiempos oscuros en Jerusalén. El concilio había decretado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías fuera expulsado de la sinagoga. Un amigo paralítico de Peniel le acogió en su guarida, pero al ver que el joven no dejaba de hablar de Jesús le dijo que se fuera.

Una noche de tormenta Peniel encontró refugio en la entrada de una tienda abandonada para pasar la noche. Una princesa que era mantenida prisionera en el palacio de Herodes, logra escapar con su criada y deciden huir de Jerusalén. Aterradas, en medio de la noche se encuentran con Peniel, el que les cubre los rostros disfrazadas de ciegas y las ayuda a escapar, pues él conocía toda la ciudad. Los guardias buscaban afanosos a una princesa y su criada, pero no le prestaron atención a tres ciegos y así pudieron irse.

Esta historia me puso a pensar en cómo Dios usa aquello que el mundo desecha o ignora para traer salvación y vida. Peniel, el ciego para el mundo, conocía el camino para salvar a la princesa con los ojos del corazón.

Ciego es quien sólo ve con los ojos.

Heb. 11:1-3
Ro. 8:24

COMO LOS CUERVOS

Un predicador me sorprendió con su punto de vista acerca de la historia del profeta Elías y los cuervos que le alimentaron junto al arroyo de Cherith (1 Rey. 17). Dijo en forma de fábula que Dios estaba buscando entre las especies de las aves a una que alimentara al profeta, pero ninguna podía, todas estaban muy ocupadas.

El ruiseñor tenía que cantar; el carpintero, un trabajo muy importante que realizar; la paloma, llevar un mensaje con urgencia; el cisne dijo que era muy lindo para esa misión, el pato no podía porque era muy torpe, pero el cuervo, quizás el más feo y despreciado, sin mucha gracia dijo: “Envíame a mí”.

Dios pudo haber mandado a un ruiseñor para que le cantara al profeta mientras comía, o a un pájaro carpintero para que le construyera una choza, o a un loro para que le contara los chismes del pueblo de Israel; pero Dios eligió al cuervo.

Otra cosa que me impresiona de esta ave es que habiendo tantas especies que no comen carne, Dios escogiera a una carnívora. Quiere decir que el cuervo tuvo que negarse a sus propios deseos para alimentar a Elías. ¿Cuánta tentación sufrió el cuervo en su misión? Pero él no dejó al profeta sin comida y cumplió lo que el Señor le había encomendado.

Dios busca a alguien común que se niegue a sí mismo y diga: “Yo iré, Señor”.

De un hombre simple Dios hace un hombre especial.

Is. 6:8
Ro. 10:14-15

QUÉ LE TRAES A TU REY

Vivimos en un mundo que demanda mucho de nosotros. Entre el trabajo, la familia, las deudas y los impuestos, el enemigo quiere dejarnos sin tiempo alguno para Dios y cuando llegamos del trabajo, muchas veces usamos nuestro tiempo libre para escuchar la radio, el Internet, etc.

Y no sólo esto, sino que hacemos caso omiso al mandamiento de nuestro Rey de predicar el evangelio. A veces vamos a la iglesia para que nos sirvan, no para servir; para que nos ayuden, no para ayudar; para recibir, no para dar.

En algunas ocasiones hay un claro contraste de lo que somos como discípulos de Jesús, durante la semana y los fines de semana en la iglesia. Si nuestro jefe nos pide que nos quedemos a trabajar tiempo extra, lo hacemos por el dinero o para ganar su favor; mientras que si el culto dura tiempo extra del acostumbrado, estamos listos para reclamar o simplemente irnos antes de que termine.

Cuando nuestro jefe nos dice que debemos viajar a un seminario, conferencia, etc., no ponemos excusa, pero cuando Jesucristo necesita misioneros en otras ciudades y países casi nadie puede ir. Actuamos como si el servir a Cristo es un favor y no una responsabilidad.

Después de comparar nuestro comportamiento hacia los reyes de este mundo y nuestra disposición ante el Rey de reyes, queda una pregunta que hacer: ¿Le estamos dando a Dios las primicias?

PON TU CORONA A SUS PIES

PON TU CORONA A SUS PIES
La mayoría de las personas que han sido dotadas con dones especiales y no muy comunes, muchas veces sufren del mal de la vanagloria. Durante mucho tiempo el enemigo me tuvo enredado en esa engañosa trampa. Me gustaba saber que podía hacer cosas que otros no, aunque ellos no lo supieran. Me llenaba de orgullo y arrogancia, como si mis dones no me los hubiera dado nadie. Hasta que un día Dios me mostró que no era más que polvo y que Él me había creado para su gloria y no para mi vanidad. Hasta el día de hoy el enemigo trata de engañarme y de quitarle la gloria al Señor, pero el Padre siempre me ayuda recordándome mi condición de pecador a través de su Palabra.
Los dones que Dios te dio al nacer, aun cuando creas que no tienes (pues todos tenemos) y los que te dio al recibir el Espíritu Santo; los logros que has alcanzado, las almas que has ganado, el tiempo que te has mantenido firme en la fe, son coronas que Jesús ha puesto con sus manos ensangrentadas, por los sufrimientos en la cruz, con amor y ternura sobre tu cabeza.
No permitas que el enemigo te enrede en la vanagloria y te haga creer que tú mereces el honor y el lugar que le corresponde a Dios. Toma la corona, el regalo que Dios ha puesto sobre tu cabeza y deposítala de rodillas a los pies de Jesús.

“No merezco tu corona, Señor”
Apo. 4;10,11
1Cor. 4:7

HUBIESE LLEGADO MÁS TEMPRANO

Uno de mis momentos favoritos del día es cuando llega la noche y me acuesto a meditar y a hablar con Dios antes de quedarme dormido. Siento un gozo y una paz, que va más allá de todo entendimiento, al pasar esos últimos minutos del día con el Señor. A veces siento el fuego de su presencia tan cerca de mí, que no me quiero dormir y me gustaría quedarme así horas y horas.

Es ahí cuando pienso, ¿por qué demoré tanto en venir a acostarme? Hubiese llegado más temprano.

Eso fue también lo que me pasó el día que Cristo tocó la puerta de mi corazón y le abrí. Yo sé que Tú pensaste lo mismo Señor, ¿por qué no llegaste más temprano?

Muchas veces deseas hacer algo para Dios, quizás algo con tu familia o una meta personal, pero dejas esos planes y cuando al fin los realizas piensas… hubiese llegado más temprano.

Si tienes deseos de hacer algo con tu vida, no le temas al fracaso y sigue adelante. No te desanimes porque fracasar es no hacer algo y peor que un resultado negativo, es la incertidumbre de lo que hubiese pasado si te hubieses atrevido. No dejes que tu vida, especialmente la espiritual se quede con estas incógnitas. Dios tiene un plan grande para ti, no lo pienses más, el tiempo se acaba. Dios no está buscando campeones, sino cristianos que se atrevan.

“Atrévete a llegar temprano”

Pro. 8:17
Ecc. 12:1-6

EL SÁBADO ES UN REPOSO NO UNA CARGA

Me gusta mucho leer los artículos que escribe nuestra hermana Judith Stone acerca del sábado, pues se nota en sus palabras el gozo y la paz que trae a su alma, mente y cuerpo. Tener un día en el que se puede apartar y olvidar de los quehaceres y de las preocupaciones cotidianas y puede reposar en el seno de nuestro Salvador.

Qué bueno es tener un día para descansar de las responsabilidades de este mundo y consagrarlo a Dios. Pero qué lamentable es reconocer que muchas veces olvidamos la importancia y el gran significado de este precioso día, sombra del reposo eternal que vendrá y estamos contando las horas desde que desciende el sol el viernes hasta que se oculta el sábado, para seguir con nuestra vida diaria.

Qué triste es que el sábado nos parezca a veces como una especie de castigo en vez de una bendición. Y esto sucede cuando no hacemos caso a la Palabra de Dios y en vez de reposar nuestra mente en las cosas celestiales, nos atribulamos con las terrenales pensando nuestros pensamientos y hablando nuestras palabras. No nos enfocamos en lo espiritual, sino en lo que vamos a hacer cuando se ponga el sol, haciendo del día del Señor una carga.

No permitas que esto te suceda y entrega tu mente, alma y cuerpo para reposar en Dios.

Descansa tu vida en la paz de Dios.

Is. 58:13-14
Is. 26:3

VERBO O SUSTANTIVO

“Jesús es verbo y no sustantivo” es el tema de una popular canción de la música secular.
Un verbo es una palabra que describe una acción, una palabra activa, mientras que un sustantivo es una palabra que simplemente describe el nombre de algo. Es muy importante que nos hagamos esta pregunta; ¿Soy un cristiano verbo o sustantivo? ¿Un cristiano activo o pasivo?

Ser un cristiano pasivo es una mentira del diablo, la única forma de seguir a Cristo es con acciones. El Señor no dijo por sus nombres los conoceréis, Él dijo “por sus frutos los conoceréis”.

Un hermoso himno dice “Si nosotros somos el cuerpo por qué entonces sus manos no están sanando, por qué sus brazos no están alcanzando, por qué sus palabras no están enseñando”.

Muchas veces el mundo angustiado escucha hablar acerca de Jesús, pero no le ven por ninguna parte, esto es porque en demasiadas ocasiones nuestra idea del cristianismo se ve reducida a unas cuantas frases mecánicas o clichés; “Cristo Te ama, Dios te bendiga” pero en realidad muchas veces lo que estamos diciendo en nuestra mente es “Déjame tranquilo, no tengo tiempo para ti”.

A un verdadero discípulo de Cristo se le conoce por su forma de amar. Si Dios puso en mi camino a una persona necesitada de amor, no es para que yo le diga “Cristo te ama” y siga mi camino, es para que el amor de Cristo alcance a esa persona a través de mis acciones.


Que en mí puedan ver a Jesús.

Santiago 2:15-16
Mateo 7:16-20

TÍTULOS

Vivimos en una sociedad de Títulos, donde mientras más letras hay después del nombre, más respetada es la persona. Es costumbre entre los llamados cristianos de nuestros días el no llamarse hermanos, si no el psicólogo fulano o el doctor mengano, y los creyentes les escuchan con atención como si la sabiduría de Dios se pudiera obtener en la universidad.

No es que haya nada malo con estudiar e instruirse, al contrario, debemos aprovechar cada oportunidad que el Señor nos da para edificarnos. Pero debemos darle a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

Dejemos los títulos en la oficina y lleguémonos a la congregación con un corazón humilde. A todos los hombres les gusta ostentar un título que exija respeto y atención, pero…¿Significan estos títulos algo ante Dios? ¿Qué pasaría si le aplicáramos esta costumbre llena de vanidad a los grandes héroes del nuevo Testamento?

Si empezamos por San Lucas, toda la congregación estaría atenta al escuchar; “ahora con el mensaje de esta noche el doctor Lucas” o que tal el Apóstol Pablo “ahora el doctor de la ley, fariseo, instruido a los pies de Gamaliel, Saulo de Tarso”. Ese sí es un gran título ¿verdad? Sin embargo el propietario del tal lo consideró como basura por Cristo.

¿Qué pasaría con los títulos impuestos por el mundo si presentamos a Jesús? ¿Sería el Hijo de Dios o simplemente el carpintero de Nazaret?

Que el título más importante para nosotros, sea el de Cristiano.

Fil. 3:4-11
Fil. 2:1-11

LA SANTIDAD

La santidad no se viste de deseo, si tu apariencia incita a la sexualidad, estás vestido de carnalidad.

La santidad no apunta con el dedo, más bien extiende toda la mano, si eres el acusador de tu hermano, estás vestido de carnalidad.

La santidad reprende al que se desvía, pero no mira por encima del hombro al inconverso. Si en vez de predicar a Cristo en amor te dedicas a tirar piedras, estás vestido de carnalidad.

La santidad no es emocionarte al cantar un himno o al orar en la iglesia y a la salida tratar a las personas con orgullo e indecencia, si te vistes de blanco sólo por las apariencias, mas tienes negra la conciencia, estás vestido de carnalidad.

La santidad se obtiene por gracia, se comprueba con el amor, y se retiene con la obediencia, si en el cuerpo de Cristo actuar con rebeldía es tu costumbre, estás vestido de carnalidad.

Jesucristo viene a buscar una iglesia santa, limpia sin mancha, una iglesia que se ha lavado en la preciosa sangre del Cordero, y se ha vestido de justicia y poder espiritual.

Las palabras de aquel bello pensamiento deben estar escritas en el corazón de todo fiel soldado de la cruz.

“Vive en santidad sin la cual nadie verá al Señor. Para vivir en santidad, y no buscar la muerte eterna. Vive las palabras de Jesús”.

“Sin santidad nadie verá al Señor”.

Apocalipsis 3:3-5
Tito 3:5-8

LA LUZ ES LA CURA

La electricidad es lo que le da vida a una ciudad, si de repente ésta se queda sin su fuente de energía, se convierte un una ciudad fantasma. Puede estar en lo alto de un monte, pero ser invisible en la noche.

¿Qué crees tú que sucedería si una noche determinada al hombre que trabaja en un faro se le ocurre que no va a encender la luz? ¿Cuántos barcos y cuántas vidas se perderían azotados contra la roca? Porque la roca es Cristo, pero si la luz de su evangelio no alumbra a diario en el faro de la vida de los creyentes, muchos se estrellarán contra la roca que es Cristo, en el día del juicio final por no haber oído la verdad.

Si se descubre la cura contra el sida o el cáncer, estoy seguro de que la noticia daría una vuelta al mundo en sólo minutos, estaría en cada televisor, en cada periódico, en cada hogar. Pero es increíble como el antídoto que puede salvar al alma de la muerte eterna lleva más de dos mil años en la tierra y todavía hay rincones donde la noticia no ha llegado. Porque hay muchos como tú y yo que hemos creído, más a veces hacemos caso omiso a la gran comisión de predicar el evangelio.

No hace falta ir al África para ser un misionero, puede que el Espíritu Santo te necesite para predicar el Evangelio con tus acciones, en tu escuela, en tu hogar, en el hospital, en la cárcel o donde te encuentres.


“Deja que tu luz brille”.

Romanos 10:13-15
Mateo 5:13-16

EL PAYASO

Vivimos en un gran circo, donde el escenario está lleno de diferentes atracciones, donde no hay mallas para el trapecio, donde la sonrisa en la cara del payaso es simplemente maquillaje. Todo es un show de nunca acabar, en el cual el público es el mundo y el payaso eres tú.

Muchas veces como el payaso en este circo que es la vida; nos pintamos una máscara en vez de ser nosotros mismos, por miedo a que nuestra propia personalidad sea rechazada. Hacemos el ridículo con tal de que nos presten atención. Vivimos preocupados de lo que los demás piensan de nosotros. Presentamos nuestros mejores trucos ante un público que nunca va a estar contento. Qué cosa tan horrible es vivir para el hombre, ya que éste no se complace con nada.

Mi amado hermano, limpia tu rostro de las falsas expresiones, cambia tu vestimenta si es que ya no estás buscando llamar la atención de nadie. Olvida los viejos trucos del ayer; pues ya no estás viviendo para el mundo. No te mientas a ti mismo.

Recordemos la sabia enseñanza que Jesús nos dio acerca de la opinión del hombre; no aceptaron a Juan porque no comía y decían que estaba loco, pero tampoco recibieron a Jesús porque comía y bebía; decían que era comelón y borracho.

El verdadero gozo sólo llega cuando dejas el drama y comienzas a vivir la vida real, ¡la que Jesucristo tiene preparada para ti!

“No vivas para muchos, vive para uno.”

Efesios 6:6-7
Romanos 12:2

EL HIJO DE DIOS

El hijo de Dios es…peregrino en este mundo, sin nadie que lo entienda, sin nadie que quiera ser como él…Maltratado por hacer el bien, escupido por decir la verdad, fatigado, echado en fosas y crucificado por amor a la humanidad.

El hijo de Dios…es fuerte cuando todos son débiles y es valiente cuando todos tienen miedo, sobresale por ser el más humilde entre la gente, y sus hermanos pueden ser contados con los dedos…No busca lo suyo, no tiene vanidad ni orgullo, no le desea el mal a nadie, no guarda rencores del ayer.

El hijo de Dios…perdona antes de ser herido, llora con el que sufre, es para todos un fiel amigo, muere por el que está perdido…No es atado por los bienes materiales, ni por las bellezas superficiales, cierra los ojos ante la tentación, huye a los deseos carnales.

El hijo de Dios…es probado en todo, pasado por el fuego y es como el oro, que aunque puede haber estado sucio, nunca se mezcla con el lodo… tiene tres mil amigos, cuando hay comida y milagros que ofrecer, pero cuando se encuentra moribundo en el madero, tan sólo uno de los diez leprosos, se lo viene a agradecer.

Si eres un hijo de Dios, y no te tratan como tal, revisa tus acciones, puede que algo ande mal, pero si con estas palabras estoy hablando de ti mi hermano, no desciendas de tu cruz, que antes del atardecer humano estaremos en el paraíso con Jesús…

Gracias a Dios por Jesús, el amado Hijo de Dios.

Mateo 17:14-15
San Juan 15: 17-19

FALSOS VALORES

Los valores que la sociedad trata de inculcarle a la juventud están tan faltos de Dios y tan influidos por Satanás, que se podrían comparar a una joyería. Si alguna vez has entrado a una, sabrás que hay prendas de diferentes precios, algunas a la venta por sumas muy elevadas, y otras no valen casi nada.

Para una persona ignorante en esas cosas, como yo, lo más fácil es dejarse llevar por el precio impuesto o por el brillo, pero no todo lo que brilla es oro. Una persona sin experiencia en joyas puede ser fácilmente engañada por un vendedor astuto o por la ingenuidad de sus propios ojos.

El que conoce de joyas no es fácilmente engañado y somete las anteriores a diferentes pruebas de autenticidad. Si el dueño de una tienda de artículos de valor es lo suficientemente astuto y deshonesto, podría cambiar el precio de las piezas de fantasía por el precio de las reales, y muchos ignorantes en joyas serían estafados.

Hermano, el dueño de la joyería de este mundo es Satanás, y él se ha encargado de cambiarnos los valores a través de la sociedad, escuela y medios de comunicación. En otras palabras, lo que hoy es malo mañana es bueno, y lo que hoy es bueno, mañana es anticuado. No confíes simplemente en los engañosos instintos de tu corazón, ni en lo que te dice la sociedad, ni el sistema. El Señor nos provee con el catálogo real de valores. Las Sagradas Escrituras.

“El valor de una joya real no disminuye; aumenta con el tiempo.”

Prov. 22:28
Prov. 30:12

HACEN FALTA LÁGRIMAS

Éste no es un camino fácil. El Señor no nos dijo que éste sería un camino fácil, sino difícil. Él dijo que la puerta es estrecha y pocos son los que la hayan.

La Palabra dice que “…Sus mandamientos no son penosos”. (1 Juan 5:3). Los mandamientos de Dios en verdad no son difíciles de guardar, somos nosotros lo que nos llenamos de dificultades.

Estas dificultades surgen porque nuestro ser está en guerra contra sí mismo. Mi parte espiritual está en guerra contra mi parte carnal, o mi cuerpo. Donde hay una guerra, un lado tiene que ganar, y otro tiene que perder, si una parte de mí gana y la otra pierde, de alguna manera tengo que sufrir. Si la victoria es para la carne, ésta va a disfrutar de los placeres pasajeros del pecado, pero el alma está destinada a sufrir eternamente en el infierno. Si gana el espíritu, la carne sufre temporalmente en la tierra, mientras que el alma vive para siempre con Jesús.

Las obras de la carne; envidia, contienda, borrachera, etc. (Gálatas 5:19-21) se llevan a cabo con placer, pero sus efectos son dolor y muerte. En cambio los frutos del espíritu: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22) Se siembran con lágrimas y sufrimiento, pero ese sufrimiento se transforma en gozo al ver los hermosos frutos manifiestos en esta vida, y la esperanza de la victoria sobre la carne en la muerte, y al recibir un cuerpo nuevo, donde tendremos paz con Jesús.


“Las lágrimas son el abono para el árbol de vida”.

Salmo 126
Jer. 31:9

COMO UN GRANO DE MOSTAZA

Muchas veces he escuchado como predicadores repiten esta expresión del Maestro, pero no entendía su significado. Pensaba que Jesús estaba simplemente comparando una medida de fe con el tamaño de una semilla de mostaza. Siempre me parecía algo misteriosa esta comparación, porque ¿Cómo se puede comparar el tamaño de algo físico, como la mostaza, con el de algo espiritual, como la fe?

Para entender esta parábola mejor, el Señor me mostró otra parábola en la que Jesús habla de la misma semilla, pero con una explicación más profunda. El Maestro dice que la mostaza es la más pequeña de todas las semillas cuando se siembra, pero crece hasta ser la mayor de las hortalizas. Jesús también nos enseña que la semilla es la Palabra de Dios.

El Apóstol Pablo escribió que la fe viene cuando escuchamos lo que Dios está diciendo a través de la Palabra. El Señor Jesús dice: “El que tenga oídos para oír, oiga”.

El que tiene sed de la Palabra de vida, sin importar si entiende a Dios o no, sin enredarse en los afanes de este siglo y sin perder la esperanza cuando hay tribulación. El que le presta atención al mandamiento, promesa o principio bíblico por más simple y pequeño que parezca. El que cree en la Palabra con todo su corazón, trata de ponerla por obra con todas sus fuerzas y espera pacientemente en el Señor, verá grandes resultados “como un grano de mostaza”.

“No se crece de la noche a la mañana”.

Mateo 17:20
Marcos 9:23-24

AHORA VEO

Cuando testifico de mi fe, muchas veces los hombres incrédulos tratan de ponerle un nombre científico a mi experiencia.

No soy un hombre de muchas letras, pero he aprendido que los hombres de ciencia de este mundo, y los grandes sabios de esta sociedad, no son más que necios con educación. Una de las operaciones mentales más básicas del ser humano es la fe. Un niño puede dar sus primeros pasos hacia los brazos de su padre, solamente porque está convencido de que es posible. La fe es algo tan básico para el hombre, que éste ni siquiera la toma en cuenta; como el dinero en el bolsillo de un adolescente malcriado.

Una de las teorías más comunes usadas por los científicos para desacreditar el poder del evangelio es la de reducción. Si un niño dice “este es mi papá”. Lo dice con cierta medida de fe. Él no tiene la menor idea de cómo llegó al mundo, pero el hombre que lo cuida y lo alimenta es su padre. El científico le diría a ese niño “ese no es tu papá, eso es un cuerpo compuesto de materia”.

La palabra dice que “…Vuestro padre que está en los cielos… hace salir su sol sobre malos y buenos…” (Mateo 5:45) A esto el científico diría: “El sol sale porque la tierra gira sobre su eje, y no porque hay un Dios”. Yo prefiero no romperme la cabeza con teorías y fórmulas, y digo como aquel que fue ciego “Yo sólo sé que…ahora veo”.

“El hombre aprende para destruir, lo que Dios enseña para salvar”.

Eclesiastés 3:11
Juan 9:24-25

¿QUÉ HACES CON TU TIEMPO?

Los seres humanos tendemos a equivocarnos cuando damos un valor excesivo a ciertas cosas, como el dinero por ejemplo. Algunas personas creen que todo se resuelve con dinero y no es así. Muchos padres no pasan el tiempo que deberían con sus hijos en el afán de darles un futuro mejor económicamente. El dinero es algo que va y viene, pero el tiempo se va y no regresa.

Más importante que mandar a los hijos a una universidad cara, comprarles un auto más nuevo o tener una casa más grande; es pasar tiempo con ellos para enseñarles a vivir, a respetar a los demás, a tener temor de Dios y amarle.

Va a llegar el día en que le querrás enseñar estas cosas, pero te vas a dar cuenta que es muy tarde, que gastaste tu tiempo para darle a tu familia una herencia que no tenía verdadero valor.

¿Cuánto tenemos de vida?, setenta años y ochenta los más fuertes, como dijo el salmista; y qué hacemos con nuestro tiempo. Lo gastamos en las cosas de esta tierra o se lo entregamos a Dios.
Nuestro tiempo es muy importante para el Señor, por eso nos amonesta en su Palabra a que nos acordemos de Él en nuestra juventud.

LAS CANAS NO TIENEN PRECIO

"La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez" (Prov. 20:29) Este versículo bíblico me gusta mucho y me llama la atención por la profundidad que encierran sus simples palabras. Especialmente en la versión King James: "…La hermosura del anciano está en sus canas".

La tecnología está avanzando constantemente. La ciencia cada día descubre y aprende más sobre el mundo que nos rodea. Las escuelas estudian cada año más materias. Pero hay una información que no se puede conseguir en el Internet, hay un diploma que no se puede adquirir en la universidad, ésta es la experiencia. La experiencia enseña lo que no se puede leer en mil libros, y el tiempo vivido es la mayor fuente de información. Las modas van y vienen. Las personas se comen hoy el huevo hervido por la parte redonda y mañana por la puntiaguda, pero "el hombre es el mismo".

El joven piensa, en su inocente necedad, que el mundo nació con él, y que el anciano no entiende nada de lo moderno. Pero hay algo que el joven ignora. Este mundo no está compuesto solamente de novedades, inventos, descubrimientos y modas. Este mundo está compuesto por seres humanos. Y el ser humano por más que hable de evolución, en lo más profundo de su ser, siempre es el mismo cuando Dios no está presente.

El anciano posee en sus canas la invaluable experiencia de la vida, y conoce la naturaleza que impulsa a actuar al hombre. Por esta razón es que debemos honrar a nuestros ancianos. Por el simple hecho de estar aquí antes que nosotros.
"Las canas no tienen precio".

MI PATRIA

La mayoría de las personas tienen una patria, un lugar donde nacieron y se criaron, el cual ha marcado su carácter y su vida con sus costumbres y sus paisajes.

Mis padres son misioneros desde mucho antes que yo naciera. Dejaron sus países y sus costumbres por seguir a Cristo y predicar el evangelio por el mundo. En mi infancia y a medida que fui creciendo, viajamos mucho y nos mudamos de casa constantemente, por lo cual no tengo un lugar específico al cual pueda llamar hogar. Mi madre me enseñó desde pequeño a llamar hogar al lugar donde dormíamos y ella siempre se aseguraba, con mucho esfuerzo, de hacer de su nido, aunque humilde, un lugar acogedor para su familia.

En mi adolescencia me sentí como una hoja en el viento, sin rumbo ni dirección. En mi mente no tenía claro un lugar de partida ni un lugar de destino. No me interesaba la vida, y el mundo frío con el cual me encontré no se sentía como mi hogar. Hasta que un día Jesucristo me encontró y me dijo que este mundo no era mi hogar ni mi patria, que Él tenía un dulce lugar en su reino para mí.

Fue entonces cuando empecé a comprender la vida de mis padres y a seguir su ejemplo, llamándole hogar al lugar donde reclino mi cabeza esta noche. Porque en realidad este mundo no es mi hogar y mi patria está en Cristo y solamente en Él.

A LOS PADRES EN SU DÍA

Padre no solamente es aquel que procrea una criatura, ser padre es mucho más que eso. Un padre es aquel que ama, cuida y provee para sus hijos. Se pueden leer mil libros acerca de cómo criar a un hijo, pero solamente se aprende a ser padre con la experiencia y los errores.

Dios ha puesto en el corazón de cada hombre el deseo de cuidar y proveer para su familia, y poder dejarle a sus hijos algo material en este mundo, para que la vida de ellos sea un poco más fácil que la de él.

Un hombre se llena de orgullo y gozo al ver que ha cumplido con su misión, y ha sido responsable con sus hijos. Pero cuando un padre se encuentra preso o enfermo, o en una situación mas allá de su poder y no puede ayudar a su familia, se llena de frustración y se siente derrotado e inútil.

Si te encuentras en ese estado, quiero que sepas que no todo está perdido. Las propiedades se pueden vender, y el dinero se puede malgastar, pero hay una herencia que es mayor que todas las otras. La misericordia, el amor y la bendición de Dios.

El Señor ha prometido en su Palabra, bendecir a los hijos de los hombres que le aman y guardan sus mandamientos; ésta es la mayor herencia y es la que mi padre y mis abuelos me han dejado a mí.

A LAS MADRES EN SU DÍA

¡Qué hermoso es el amor de una madre! Ella lo da todo por esa criatura que salió de su vientre.
Aunque su hijo no sea muy bien parecido, para ella es el más hermoso; aunque no sea diferente a los demás, para ella es muy especial.

Si se cae o llora, ella siente en carne propia su dolor. Si se enferma, se acuesta a su lado y sufre con él. Si al crecer se desvía y sigue un mal rumbo, para ella siempre va a ser inocente.

Una madre se entrega completamente por sus hijos y muchas veces recibe como pago faltas de respeto y abandono, pero a ella nada de esto le importa si su hijo está en necesidad; porque nunca pidió nada a cambio.

Tan sólo quiere contemplar siempre el rostro de su hijo amado contento, con salud y prosperidad.

Y si es una madre como la mía, simplemente le basta con saber que ha cumplido con su misión, la de llevar de la mano a su hijito y tener que soltarlo aunque le duela el alma; pero feliz al verlo caminando de la mano del Señor.

¡Que Dios bendiga a nuestras madres y felicidades en su día!

MISIONERO

Cuando se escucha hablar de un misionero, la idea que nos viene a la mente, casi siempre, es la de una persona que ha dejado atrás su tierra, sus raíces y su cultura para predicar el evangelio por amor a las almas que se pierden en tierras lejanas.

El Apóstol Pablo es considerado por muchos como el primer misionero de la iglesia primitiva, ya que dejó su tierra para predicarle a los gentiles y fue uno de los principales instrumentos que Dios usó para esparcir las buenas nuevas por todo el mundo conocido en ese entonces. Aunque el primer misionero siempre será Aquel que dejó trono y gloria y que descendió desde su hogar en la eternidad a vivir a una tierra lejana, a traer buenas nuevas de salvación y vida, por amor a una humanidad que se encontraba presa en una cárcel de oscuridad y pecado.

Todo aquel que ha creído en su nombre y ha decidido seguirle se convierte en un misionero tal y como Él lo fue, porque Él nos dejó una misión: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" Mar.16:14.

El resto del mundo no comienza en tierras lejanas, sino en la persona que se encuentra más cerca de ti.

EL AMOR

El amor verdadero es difícil de encontrar, la persona ideal muchas veces pareciera no existir.
Cuando pensamos que hemos encontrado a esa otra naranja, a esa persona perfecta que completa nuestra vida. Tarde o temprano nos damos cuenta que esa persona no es tan perfecta, que puede que nos hayamos equivocado, que puede que esa no era la persona que Dios creó para nosotros.

El amor no radica en lo que estamos buscando, porque tenemos necesidad de llenar un espacio en nuestra vida. El problema es en qué lugar lo estamos buscando.

Muchas veces queremos que nuestra pareja ocupe el lugar de Dios, que nos haga sentir completos y resuelva todos nuestros problemas, pero hay un espacio en nuestra vida de cada hombre y cada mujer, que sólo lo puede llenar la presencia de Dios.

El amor perfecto no existe en esta humanidad, porque somos imperfectos, pero cuando le damos a Jesús el primer lugar en nuestra relaciones podemos experimentar, junto a otro ser imperfecto, la perfección del amor de Dios.