martes, 22 de diciembre de 2009

PEQUEÑAS GRANDES REGLAS



Los días de una de las celdas de máxima seguridad de una cárcel de la Florida se dividen en tres turnos; A, B y C. Cada turno tiene a su respectivo guardia a cargo de la celda. El turno B es el más difícil de manejar y el más peligroso, porque es el más largo, ya que todos los presos están despiertos y con energía. Mientras que en los turnos A y C muchos están durmiendo.

El oficial permanente del turno B es odiado por muchos, por sus pequeñas reglas, que en definitiva no son de él, porqué están en el libro de reglas del condado, pero es uno de los pocos oficiales que las aplica.

Los demás dejan que la jungla sea la jungla. Estas reglas incluyen no hablar muy alto, no estar parado sin ningún motivo, no entrar en cuartos ajenos, no estar cerca del teléfono si se está hablando, etc.

Algunos tienen la mentalidad inmadura de “el lo hace para molestarnos”, pero su turno curiosamente es el más seguro y casi nunca ocurre un problema serio cuando él está trabajando, pero en los otros turnos es otra historia. Cuando este oficial es informado de algún incidente serio en otro turno, se dirige a la celda y dice: “ven para que son mis pequeñas reglas”.

Una Iglesia sin pequeñas grandes reglas terrenales y espirituales no puede funcionar. Muchos dicen “es para molestarnos”. Pero está comprobado que cuando la regla no está presente las ovejas caen por el precipicio.

“Las reglas pequeñas evitan los problemas grandes”.

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