martes, 22 de diciembre de 2009

JUGAR CON FUEGO


Dicen que “el que juega con fuego se quema”. Las primeras palabras claves son “el que juega” no el que “trabaja” en medio del fuego o el que lucha contra el fuego. Es el que juega con el fuego el que más fácil se quema.

La palabra “jugar”, en este contexto, es una acción innecesaria y es diferente a la palabra “trabajar” que es una acción necesaria para producir un resultado deseado. Aunque se trabaje alrededor del fuego, el que trabaja trata al fuego con cautela porque su interés no está en el peligroso elemento, sino en el trabajo.

También es diferente la palabra luchar, porque el que lucha está enfocando sus esfuerzos para apagar o alejarse del fuego. Pero el que juega con fuego acepta al peligroso elemento como su amigo y se involucra con él por mero placer o curiosidad. Esta curiosidad no es seria hasta que el que juega con fuego es quemado.

Las últimas palabras no son menos importantes: “se quema”. Mientras que el que “trabaja” y el que lucha contra el fuego puede se quemado por circunstancias externas, el que “juega” se quema a sí mismo porque le pierde el miedo al fuego.

Cuando nos vemos en medio de una prueba de fuego o rodeados por la tentación del mundo por la obra de Dios, el Señor nos protege del fuego con su gracia. Pero cuando nosotros mismos nos ponemos bajo fuego, corremos el grave peligro de caer de la gracia de Dios y hasta quedar en el fuego por la eternidad.

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