El vehículo del hombre para quien yo trabajaba, hace un tiempo atrás, tenía pegado en la puerta un letrero que me llamó mucho la atención y no se me ha olvidado, decía así: “Las personas grandes hablan de ideas, las personas normales hablan de cosas y las personas pequeñas hablan de otras personas”.
Este pensamiento me pareció muy curioso y sabio a la vez antes de ser convertido, pero después de conocer a Jesús me di cuenta que al letrero le faltaba un tipo de persona, al agregar esta última el letrero se leería así: “Las personas pequeñas hablan de otras personas, las personas normales hablan de cosas, las personas grandes hablan de ideas y las personas extraordinarias hablan de Dios y con Dios”.
Pero incluso después de esta modificación, Dios me mostró que aunque la lista parecía completa, todavía faltaba un grupo de personas muy escaso: “El de aquellos que no hablan mal de otras personas, que no pierden mucho tiempo hablando de cosas, que tienen grandes ideas y no solamente hablan con Dios y de Dios, sino que también interceden ante Dios a favor de otras personas”.
Eso fue lo que hizo Abraham por Sodoma y Gomorra, Moisés por el pueblo de Israel y esto es lo que hace Jesucristo, el más grande, el más importante de toda la historia, a la diestra del Padre día y noche intercede por nosotros los pecadores. ¿A cuál grupo de personas perteneces? ¿A cuál grupo de personas desearías pertenecer?
Que mi persona sea como la de Jesús.
Ez. 22:30
Ro. 8:34
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