sábado, 4 de octubre de 2008

AHORA VEO

Cuando testifico de mi fe, muchas veces los hombres incrédulos tratan de ponerle un nombre científico a mi experiencia.

No soy un hombre de muchas letras, pero he aprendido que los hombres de ciencia de este mundo, y los grandes sabios de esta sociedad, no son más que necios con educación. Una de las operaciones mentales más básicas del ser humano es la fe. Un niño puede dar sus primeros pasos hacia los brazos de su padre, solamente porque está convencido de que es posible. La fe es algo tan básico para el hombre, que éste ni siquiera la toma en cuenta; como el dinero en el bolsillo de un adolescente malcriado.

Una de las teorías más comunes usadas por los científicos para desacreditar el poder del evangelio es la de reducción. Si un niño dice “este es mi papá”. Lo dice con cierta medida de fe. Él no tiene la menor idea de cómo llegó al mundo, pero el hombre que lo cuida y lo alimenta es su padre. El científico le diría a ese niño “ese no es tu papá, eso es un cuerpo compuesto de materia”.

La palabra dice que “…Vuestro padre que está en los cielos… hace salir su sol sobre malos y buenos…” (Mateo 5:45) A esto el científico diría: “El sol sale porque la tierra gira sobre su eje, y no porque hay un Dios”. Yo prefiero no romperme la cabeza con teorías y fórmulas, y digo como aquel que fue ciego “Yo sólo sé que…ahora veo”.

“El hombre aprende para destruir, lo que Dios enseña para salvar”.

Eclesiastés 3:11
Juan 9:24-25

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