sábado, 4 de octubre de 2008

MISIONERO

Cuando se escucha hablar de un misionero, la idea que nos viene a la mente, casi siempre, es la de una persona que ha dejado atrás su tierra, sus raíces y su cultura para predicar el evangelio por amor a las almas que se pierden en tierras lejanas.

El Apóstol Pablo es considerado por muchos como el primer misionero de la iglesia primitiva, ya que dejó su tierra para predicarle a los gentiles y fue uno de los principales instrumentos que Dios usó para esparcir las buenas nuevas por todo el mundo conocido en ese entonces. Aunque el primer misionero siempre será Aquel que dejó trono y gloria y que descendió desde su hogar en la eternidad a vivir a una tierra lejana, a traer buenas nuevas de salvación y vida, por amor a una humanidad que se encontraba presa en una cárcel de oscuridad y pecado.

Todo aquel que ha creído en su nombre y ha decidido seguirle se convierte en un misionero tal y como Él lo fue, porque Él nos dejó una misión: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" Mar.16:14.

El resto del mundo no comienza en tierras lejanas, sino en la persona que se encuentra más cerca de ti.

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