sábado, 4 de octubre de 2008

HACEN FALTA LÁGRIMAS

Éste no es un camino fácil. El Señor no nos dijo que éste sería un camino fácil, sino difícil. Él dijo que la puerta es estrecha y pocos son los que la hayan.

La Palabra dice que “…Sus mandamientos no son penosos”. (1 Juan 5:3). Los mandamientos de Dios en verdad no son difíciles de guardar, somos nosotros lo que nos llenamos de dificultades.

Estas dificultades surgen porque nuestro ser está en guerra contra sí mismo. Mi parte espiritual está en guerra contra mi parte carnal, o mi cuerpo. Donde hay una guerra, un lado tiene que ganar, y otro tiene que perder, si una parte de mí gana y la otra pierde, de alguna manera tengo que sufrir. Si la victoria es para la carne, ésta va a disfrutar de los placeres pasajeros del pecado, pero el alma está destinada a sufrir eternamente en el infierno. Si gana el espíritu, la carne sufre temporalmente en la tierra, mientras que el alma vive para siempre con Jesús.

Las obras de la carne; envidia, contienda, borrachera, etc. (Gálatas 5:19-21) se llevan a cabo con placer, pero sus efectos son dolor y muerte. En cambio los frutos del espíritu: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22) Se siembran con lágrimas y sufrimiento, pero ese sufrimiento se transforma en gozo al ver los hermosos frutos manifiestos en esta vida, y la esperanza de la victoria sobre la carne en la muerte, y al recibir un cuerpo nuevo, donde tendremos paz con Jesús.


“Las lágrimas son el abono para el árbol de vida”.

Salmo 126
Jer. 31:9

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