sábado, 4 de octubre de 2008

LAS CANAS NO TIENEN PRECIO

"La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez" (Prov. 20:29) Este versículo bíblico me gusta mucho y me llama la atención por la profundidad que encierran sus simples palabras. Especialmente en la versión King James: "…La hermosura del anciano está en sus canas".

La tecnología está avanzando constantemente. La ciencia cada día descubre y aprende más sobre el mundo que nos rodea. Las escuelas estudian cada año más materias. Pero hay una información que no se puede conseguir en el Internet, hay un diploma que no se puede adquirir en la universidad, ésta es la experiencia. La experiencia enseña lo que no se puede leer en mil libros, y el tiempo vivido es la mayor fuente de información. Las modas van y vienen. Las personas se comen hoy el huevo hervido por la parte redonda y mañana por la puntiaguda, pero "el hombre es el mismo".

El joven piensa, en su inocente necedad, que el mundo nació con él, y que el anciano no entiende nada de lo moderno. Pero hay algo que el joven ignora. Este mundo no está compuesto solamente de novedades, inventos, descubrimientos y modas. Este mundo está compuesto por seres humanos. Y el ser humano por más que hable de evolución, en lo más profundo de su ser, siempre es el mismo cuando Dios no está presente.

El anciano posee en sus canas la invaluable experiencia de la vida, y conoce la naturaleza que impulsa a actuar al hombre. Por esta razón es que debemos honrar a nuestros ancianos. Por el simple hecho de estar aquí antes que nosotros.
"Las canas no tienen precio".

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