sábado, 4 de octubre de 2008

EL PAYASO

Vivimos en un gran circo, donde el escenario está lleno de diferentes atracciones, donde no hay mallas para el trapecio, donde la sonrisa en la cara del payaso es simplemente maquillaje. Todo es un show de nunca acabar, en el cual el público es el mundo y el payaso eres tú.

Muchas veces como el payaso en este circo que es la vida; nos pintamos una máscara en vez de ser nosotros mismos, por miedo a que nuestra propia personalidad sea rechazada. Hacemos el ridículo con tal de que nos presten atención. Vivimos preocupados de lo que los demás piensan de nosotros. Presentamos nuestros mejores trucos ante un público que nunca va a estar contento. Qué cosa tan horrible es vivir para el hombre, ya que éste no se complace con nada.

Mi amado hermano, limpia tu rostro de las falsas expresiones, cambia tu vestimenta si es que ya no estás buscando llamar la atención de nadie. Olvida los viejos trucos del ayer; pues ya no estás viviendo para el mundo. No te mientas a ti mismo.

Recordemos la sabia enseñanza que Jesús nos dio acerca de la opinión del hombre; no aceptaron a Juan porque no comía y decían que estaba loco, pero tampoco recibieron a Jesús porque comía y bebía; decían que era comelón y borracho.

El verdadero gozo sólo llega cuando dejas el drama y comienzas a vivir la vida real, ¡la que Jesucristo tiene preparada para ti!

“No vivas para muchos, vive para uno.”

Efesios 6:6-7
Romanos 12:2

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