miércoles, 17 de octubre de 2007

LAS IMÁGENES

Para comenzar el estudio, analizaremos los dos primeros mandamientos de Dios el Padre.

1- “No tendrás dioses ajenos delante de Mí”. Éxodo 20:3.

Este primer mandamiento es de adoración. El Señor no usa la palabra Dios que significa: Creador y Rey Soberano del universo, porque Dios sólo hay uno. La palabra que usa el Señor es dios, que significa: cualquier persona, animal, cuerpo terrestre o celestial creado por Dios. Ya sea la luna o el sol o las estrellas, o cualquier objeto creado por el hombre, tanto una estatua como una imagen o cualquier posesión deificada. Deificar significa hacer un dios de algo o alguien al nivel de adoración. El cual sólo le pertenece a Dios. Por esta misma razón el Señor Jesús nos dice en Mateo 14:26-27: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas y aun también su vida, no puede, ser mi discípulo. Y cualquiera que no trae su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser mi discípulo”. Esto no significa que odiemos a las personas porque el evangelio no es odio, sino el amor de Dios, esto significa que no haya nada entre El Señor Jesús, su iglesia que es su cuerpo, y los creyentes.

2- “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que este arriba en el cielo ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás a ellas, ni las honraras; porque soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que haga misericordia en millares a los que me aman y guarden mis mandamientos”. Éxodo 20:4-6.

Este segundo mandamiento es de identificación. El Señor establece en este mandamiento que su identidad no se encuentra en ninguna imagen o semejanza creada por el hombre, a Él solamente se le pude ver con los ojos de la fe. ¿Y qué es la fe? “Es, pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven” Hebreos 11:1.

A Dios no le hace falta que alguna imagen lo represente porque Él es omnipresente. Hay una gran diferencia entre decir “no te harás” y decir “no harás”. Dios no dijo no harás, “Porque Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”. En varias ocasiones la Palabra de Dios nos dice que Él mandó al hombre a hacer una imagen de algo, pero estos hombres no lo hicieron por deseo propio ni por tener algún recuerdo de algo, porque el mandamiento dice “No te harás”. Ellos hicieron estas imágenes por orden de Dios. El mandamiento también dice semejanza, y semejanza significa algo parecido. ¿Por qué hace falta que se especifique que no puede ser algo parecido?

Sabemos que el hombre tiene en su naturaleza pecadora, siempre la mala costumbre de buscarle una vuelta a la ley para romperla, y al mismo tiempo poder excusarse en la ignorancia. El núcleo o la parte principal del mandamiento es “no te harás imagen”. Si fuera sólo esto yo podría dibujar un águila y cambiar su cabeza sus alas y sus garras, y ya no sería imagen de nada en el cielo ni en la tierra ni en el agua, porque no existe ningún animal así. Pero sería una semejanza. Por eso Dios especifica en este punto para darle fortaleza a su mandamiento. Este mandamiento esta dividido en dos partes. No son dos mandamientos, porque entonces serían once en vez de diez.

La segunda parte del mandamiento dice: “No te inclinarás a ellas ni las honraras”. Este es un punto teológico que a generado mucho conflicto, si en la Biblia existieran solamente los diez mandamientos, no tendríamos la suficiente información para confirmar el mandamiento. Pero si leemos las sagradas Escrituras, y las estudiamos, encontramos que Dios aborrece las imágenes que el hombre hace para sí mismo. Si Dios me dijo que no me haga imagen ¿por qué me va a decir que no las adore, si en primer lugar no deberían existir, si yo no quebranto la primera parte? Después de que los mandamientos son entregados al pueblo por medio de Moisés, en ocasiones Dios le ordena a sus siervos que hagan imágenes.

El tabernáculo y el arca del testimonio. Éxodo 25-27 y 36, 38, 40.

Hay una serie de imágenes de cosas celestiales y de cosas terrenales de la creación en el tabernáculo y en el arca, pero estas fueron hechas por orden de Dios. Si estudiamos bien el Pentateuco y el resto del antiguo testamento, no encontramos ningún verso en el que el pueblo, en tiempos de fidelidad, haya hecho imágenes en sus tiendas o en sus vestimentas, y no porque no era la moda o la costumbre en aquellos tiempos, porque la escritura y los hallazgos históricos nos dicen que las civilizaciones contemporáneas, crearan imágenes en sus viviendas y en sus vestiduras, y no sólo imágenes rituales, sino también personales para inmortalizar sucesos o recordar personas de estima. Los Israelitas no creaban para sí, porque esto era pecar contra Dios.

La serpiente de Bronce Números 21:4-9.

Cuando el pueblo de Israel pecó, murmurando contra Dios y contra Moisés en el desierto, el Señor los castigó enviándoles serpientes que les mordían, entonces el pueblo reconoció su pecado y le rogó a Moisés que intercediera ante Dios por ellos. Cuando Moisés oró, el Señor mandó que hicieran una serpiente y la pusieran sobre una bandera y todo el que levantase la vista hacia ella viviría. El Señor no dijo que se adorase a la serpiente de bronce, o que ahora el pueblo podría tener pequeñas serpientes de bronce para recordar el hecho, Él solamente mandó a Moisés a hacer una serpiente y al pueblo a mirarla, no a adorarla; en forma de señal de lo que Cristo haría miles de años después, con todo pecador que le viera con los ojos de la fe clavado en la cruz del calvario.

El templo de Salomón 1 Reyes 7:8.

Muchos creyentes en esta generación excusan su creación y posesión de imágenes con el templo que construyó Salomón. Dicen que Salomón creo imágenes por su propio deseo y no fue así. En Éxodo 25:8-9 dice: “Y hacerme han un santuario, y yo habitaré entre ellos conforme a todo lo que yo te mostrare, el diseño del tabernáculo y el diseño de todos sus vasos, así lo haréis”. No hay memoria en las sagradas Escrituras de que Dios le haya dado señales específicas o planos a Salomón para la construcción del templo. Lo que sí sabemos es que el templo fue construido según el diseño del tabernáculo y los implementos, porque así lo ordenó Dios. También sabemos que Salomón construyó el templo utilizando el don de la sabiduría que le había dado Dios.

En lo personal yo creo que él planifico y construyó el templo bajo la inspiración del Espíritu Santo. ¿Significa esto que podemos nosotros llenar nuestro templo o casa de oración de imágenes según el diseño del tabernáculo? No, porque Dios mandó a su pueblo que le construyeran una casa para habitar en medio de ellos. Pero Cristo con su muerte, rompió el velo del templo, para que los que hemos creído en Él recibamos al Espíritu Santo de Dios en el templo de nuestros cuerpos. Ya no hace falta la creación de una casa para Dios, conforme a ordenanzas. Cuando los creyentes se reúnen en un lugar en el nombre de Cristo, Dios está presente y en sus corazones.

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