miércoles, 17 de octubre de 2007

DISCIPLINA Y MISERICORDIA

Otro punto muy importante que tenemos que aprender acerca de la forma en que Dios aplica la disciplina es que Él lo hace con compasión. Él no ha dejado caer sobre nosotros el peso completo del pecado.

“No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Salmos 103:10.

“Mas ¡Oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios conmigo, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece”. Job 11:5-6.

Dios desde el principio le pone al hombre bien claro que el resultado de la desobediencia es la muerte. Entonces ¿Por qué si yo nací en desobediencia a su ley? ¿Qué no son los diez mandamientos o el resto de la ley moral y sacrificial que fue entregada a Moisés, sino toda su Palabra? ¿Por qué no soy consumido en el vientre de mi madre? o ¿Por qué no fue Adán consumido al instante que el futuro prohibido tocó sus labios?

“Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Romanos 5:1.

Adán no fue consumido fulminantemente ni lo fui yo, ni lo es el resto del mundo por amor. Dios es justo y no cambia, Él reacciona ante el pecado de la misma manera ayer hoy y siempre. Pero más que justicia Dios es amor, y su amor lo mueve a misericordia por el que sufre.

“Porque yo Jehová no cambio; por esto hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” Malaquías 3:6

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí”. Oseas 6:6.

“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor, y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida”. Oseas 11:1-4

Desde el momento en el hombre desobedece comienza a morir, pero en la carne, por eso es que desde que nacemos expulsamos células muertas de nuestro cuerpo constantemente. Porque el cuerpo del hombre desde que nace se está muriendo por consecuencia de su pecado, pero la esencia del hombre no es su cuerpo, porque el cuerpo es barro formado de la tierra. La esencia del hombre es su alma.
“Formó, pues Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente”. Gen.2:7

La escritura no dice: “y fue el hombre en cuerpo viviente” o “y fue el hombre en carne viviente” La escritura dice: “…en alma viviente”. En otras palabras, lo que vive no es el cuerpo, sino el alma dentro del cuerpo. Dios aplica la disciplina primero lentamente en el cuerpo, para que el hombre tenga la oportunidad de arrepentirse y que su verdadera identidad, que es el alma, pueda vivir; porque la muerte del cuerpo es en la tierra, pero la muerte del alma es en el infierno.

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra. Porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. Gen. 3:19.

“Y de la manera que está establecido por los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Hebreos 9:27.

“Y la muerte y el hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Apocalipsis 20:14-15.

Nosotros no somos consumidos ni recibimos el golpe fulminante de la sentencia de muerte, sólo por la misericordia de Dios.

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