miércoles, 17 de octubre de 2007

EL EDÉN

Querida familia Cristiana:

Espero en el Señor que cuando reciban estas palabras, se encuentren con salud, firmes en la fe, y perseverando en el amor de Cristo. Estamos en los últimos tiempos, y la Palabra de Dios no falla como dice la escritura, “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos”. Heb. 4:12.

La familia Cristiana de nuestros días ve los problemas que ocurren en el hogar, como algo antibíblico, como algo que no debería estar pasando, como si esto fuera falta de consagración o algo moderno. El Señor Jesús nos enseña claramente que el hogar, no es un lugar de paz, sino de guerra: “Porque he venido a hacer disensión del nombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre, serán los de su casa”. San Mateo 12:2.

Muchas veces tomamos la armadura de Dios, para salir a la calle, y cuando entramos por la puerta de la casa, la ponemos a la entrada, como quien cuelga un abrigo o un sombrero, y estamos listos para vestirnos de la carne y nuestro viejo hombre, el cual debería estar muerto y enterrado 6 pies bajo tierra. “Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió: varón y hembra los crió”. Gen 1:27.

Somos seres creados a la imagen de Dios, que es Trinitario: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, El Padre, el verbo, y El Espíritu Santo: y estos tres son uno.” 1 Juan 5:7. El hombre, porque es imagen de Dios, también es un ser Trinitario: “Y el Dios de paz os santifique en todo: para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 1Tes 5:23.

El Señor nos creo, perfectos, pero por la desobediencia, caímos en pecado, y por el pecado, en la imperfección. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne”. Gen 2:24.

“Y conoció Adam á su mujer Eva, la cual concibió y parió á Caín y dijo: Adquirido he varón por Jehová.” Gen 4:1. Dios creo al hombre a su imagen, esto significa al hombre y a la mujer a su imagen. Los cuales cuando se juntan en una carne conciben una criatura, varón o hembra. O sea se necesitan dos para hacer uno, la familia en la perfecta función que Dios la creo es trinitaria, a la imagen de Dios. Y en su perfección se refleja en la familia de la siguiente forma:
-Padre: Dios el Padre, Jehová, sustento, fuerza, protección.
-Madre: El Espíritu Santo, la parte sensible y consoladora.
-El Hijo: Jesús hombre, la parte frágil, protegida y ministrada, por los dos anteriores.

Ésta es la perfecta función de la familia. Pero como somos imperfectos, nuestra naturaleza quiere siempre tomarse atributos que no le pertenecen. El padre quiere ignorar a la madre, la madre tomar la función del padre, y el hijo quiere estar por encima de ambos.
Estos problemas en la familia, el mundo, con sus teorías, psicólogos, literaturas y grandes oradores, los ven como algo normal. Pero nosotros los creyentes, sabemos que es algo anormal, consecuencia directa del pecado.

El primer hogar o casa, conocido fue el jardín del edén. “Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado”. Gen 2:8.

La primera familia fueron Adán y Eva, los cuales fueron enseñados directamente por Dios, el cumplió función de Padre, y madre. El Señor, les proporciono, Árboles para alimentarse, les puso reglas, y cuando estos las desobedecieron y pecaron, los castigo, pero les proporciono ropa y consuelo, con una promesa de liberación. “El Hijo del Hombre.” “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el calcañar”. Gen 3:15.

Cuando aceptamos al Señor Jesús, formamos parte de su perfección, pero viviendo por fe en lo que en el último día será revelado.

El Edén era un lugar de guerra, porque allí se encontraba el enemigo “la serpiente Antigua”. Y donde hay un enemigo no hay paz. El arma que El Señor le dio al primer hombre fue la obediencia, y éste, cuando vino su enemigo a atacarlo, dejó su espada al lado y se echó a dormir.

“Resiste al diablo y éste huirá.” Adán no opuso ningún tipo de resistencia, permitió que el enemigo, hablara directamente con su mujer, siendo él la cabeza de la familia, y permitió que fuera su mujer la que tomara la decisión, comiendo ambos del fruto del árbol que el Señor prohibió, pecando, desobedeciendo en un solo acto todas las instrucciones de su Creador.

Han pasado ya más de 6.000 años desde aquel jardín, desde aquel primer hogar, y es increíble cómo el primer hombre dejó en el corazón de todos sus hijos la misma programación de desobediencia y cómo la misma historia de una forma u otra se ha repetido, en todos los hogares humanos.

Hermanos cristianos, nosotros que hemos conocido, entendido y aceptado la caída del ser humano, y la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús, no dejemos que Satanás haga de las suyas en nuestro Edén, tomemos a diario nuestra cruz, neguémonos a nosotros mismos, tomemos la armadura de Dios para la batalla familiar. Y preparemos a nuestros hijos para cuando venga la serpiente a tentarlos tal y como nos preparó Dios: “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él: porque el día qué de él comieres, morirás”. Gen 2:17.

El primer Padre fue Dios, el primer niño, fue el hombre, porque “El hombre es el niño de la eternidad.” William Barclay
*Dios le creó. Gen 1:27.
* Le dio un hogar mientras el hombre se preparaba para enfrentar y conquistar el mundo. Gen 2:8.
* Le alimentó. Gen 2:16.
* Le puso reglas. Gen 2:17.

En qué se parece el Edén al hogar cristiano: Todos los árboles del Edén contenían frutos materiales o carnales que sólo alimentaban al cuerpo, y que no tenían mucha importancia. Pero eran dos los de valor espiritual, y entre estos se definiría el destino de la humanidad.

El árbol del discernimiento del bien y el mal

*Medios de comunicación sin control.
*Familiares y amistades no creyentes.
*La educación que da el mundo, sus creencias y sus costumbres.

El árbol del discernimiento del bien y del mal en el hogar es todo lo que tenga relación con el mundo, Nuestros pequeños Adanes y Evas, se cruzarán a diario con este árbol y es importante, señalárselo para que no coman de su fruto que son los frutos de la carne. Pero si nosotros mismos estamos comiendo del fruto de este árbol, ¿qué ejemplo podremos darle a nuestros hijos? Este árbol solo, no es de mucho atractivo, la que le da su atractivo es la serpiente que cuelga de sus ramas, que es Satanás y se encarga de susurrar en nuestros oídos lo bueno que es el fruto de él mismo. ¡Cuidado!

Porque hayamos aceptado a Jesucristo en nuestro corazón, es decir, porque hayamos comido del fruto del árbol de la vida. Esto no significa que debemos hacer el árbol del mundo a su fruto y su serpiente invisibles, porque esto es un error fatal. Porque cómo lucharemos contra nuestro enemigo si lo hacemos invisible.

“Así que, yo de esta manera corro, no como a cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien hiere al aire; antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros yo mismo venga a ser reprobado”. 1 Cor. 9:26-27.

“No veas el mal, no escuches el mal.” (“See no evil, hear no evil”.) Es un dicho muy conocido, yo me tome el atrevimiento de completarlo. “No veas el mal, ni escuches el mal, y caerás en él”.

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