martes, 24 de julio de 2007

NO ESCONDAS TU LUZ

“Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa”. Mateo 5:14-15.

Estamos viviendo tiempos de una juventud carnal. El enemigo se ha levantado contra la Iglesia de Dios azotando como una fiera tormenta y me parece poder ver al joven en medio de ella. Pero en vez de estar empuñando en sus manos con valentía la antorcha del Evangelio de Cristo, se encuentra mojado y acurrucado en una esquina temblando con un pequeño palillo de fósforo entre los dedos, cubriéndolo con las manos para que no se apague.

Tiembla ante la tormenta, pero cuando viene a su ayuda un siervo de Dios que lleva años batallando con una poderosa y encandecente antorcha en la mano y le dice que suelte aquel fósforo, y tome una entorcha real, se defiende como una fiera poniendo todo tipo de excusas y culpando a todo lo que le rodea. Tiembla ante el enemigo, pero es rápido para herir, revelarse, y criticar a los hombres que Dios ha puesto por capitanes de guerra. ¡Joven no escondas tu luz!

Tener lo mejor de dos mundos (The best of both worlds) es un dicho muy famoso, y es algo que el joven cristiano desea aplicar a su vida, lo cual es algo totalmente antievangélico. No se puede ser cristiano en al iglesia y mundano en al calle, no se puede ser agua y fuego, hay que ser frío o caliente. “Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Ap.3:16.

Desde niño he visto como muchos jóvenes reciben el Espíritu Santo en sus corazones y al poco tiempo pierden esta gran bendición. La historia se repite como el cuento que nunca acabará, y es algo muy doloroso para el pueblo de Dios. El Señor Jesús nos explica en Mateo 5:14-15 el por qué de esta dolorosa situación.

La lámpara es el corazón y la luz es el Espíritu Santo de Dios, y es algo muy importante que entiendas que el Evangelio no es sólo para oírlo, es más importante predicarlo, y no me malentiendas, es importante recibir conocimiento, pero es más importante dar a conocer a Cristo. Sin oxígeno no hay fuego, sin electricidad no hay luz. El oxígeno es la palabra de Dios que con una chispa del Espíritu Santo enciende la fe en tu corazón que es tu lámpara. “Luego la fe es por el oír; y el oír por la palabra de Dios”. Romanos 10:17.

La electricidad es lo que le da vida a una ciudad, si de repente ésta se queda sin su fuente de energía, se convierte en una ciudad fantasma, puede estar en lo alto de un monte y ser invisible en la noche. ¿Qué crees tú que sucedería si una noche determinada al hombre que trabaja en un faro se le ocurre que no va a haber luz? ¿Cuántos barcos y cuántas vidas se perderían azotados contra la roca? Porque la roca es Cristo, pero si la luz de su Evangelio no alumbrara a diario en el faro de la vida de los creyentes, muchos se estrellaran contra la roca que es Cristo en el día del juicio final por no haber oído la verdad.

Si se descubre la cura contra el sida o el cáncer, estoy seguro de que la noticia daría una vuelta al mundo en sólo horas, estaría en cada televisor, en cada periódico, en cada hogar. Pero es increíble como el antídoto que puede salvar al alma de la muerte eterna lleva más de dos mil años en la tierra y todavía hay rincones donde la noticia no ha llegado, porque hay muchos como tú y yo que hemos creído, mas hacemos caso omiso a la gran comisión de predicar el Evangelio. No hace falta ir al África para ser un misionero, puede que el Espíritu Santo te necesite para predicar el Evangelio con tus acciones, en tu escuela, en tu hogar, en el hospital, en la cárcel o donde te encuentres. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!” Romanos 10: 13-15.

¡Déjate usar, no escondas tu luz! “Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres”. San Mateo 5:13.

Démosle un toque más moderno a esta parábola y comparémosla con el Internet. La fuente de información y vida es Cristo, las páginas el evangelio, y las computadoras conectadas a la red son los creyentes, en otras palabras. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en Mí y yo en Él éste lleva mucho fruto; porque sin Mí nada podéis hacer. El que en Mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cojen, y los echan en el fuego, y arden”. San Juan 15:5-6. Las computadoras que permanecen en Cristo o en la red de creyentes que es el cuerpote Cristo, le dan su información al mundo. Pero por más velocidad y potencia que tenga un computador, si no comparte su información con el que la necesita no es de ningún uso y es cortado de la red para darle espacio a un computador más útil. ¿Y como saber si estamos conectados a la red de Cristo y no a una red pirata? Para eso nuestro Señor, en su gran sabiduría, creó el manual de la red que es la Biblia y ésta nos dice lo siguiente: “Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor”. San Juan 15:10.

Sabemos que estamos en la red correcta no por las gráficas extraordinarias de la página Web porque Satanás tiene muchas. Ni por la actualización de su contenido, ni por la complejidad de su diseño, sino porque la información no se contradice, y la información es guardar los mandamientos y predicar el evangelio. Si alguna página de Internet dice que no es necesario guardar los mandamientos, o que los nuevos anulan a los viejos, apártate de ella, porque no es parte de la red de Jesucristo. Los mandamientos del Padre y del Hijo son igual de importantes porque son los mismos, y mas fácil es que pase el cielo y la tierra, a que pase o cambie uno de ellos. “Porque de cierto os digo, que hasta que parezca el cielo y la tierra, ni una jota, ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas”. Mateo 5:18.

“¿No crees que soy en el Padre, y el padre en Mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de Mí mismo; mas el Padre que esta en Mí, Él hace las obras”. San Juan 14:10.

El creyente tiene dos deberes principales:
Recibir el evangelio de Cristo y aplicarlo en su vida con los mandamientos y las bendiciones del mismo.
Predicar el evangelio de Cristo completo y no a la mitad a toda criatura, si el creyente no hace esto su luz se apaga poco a poco.
Primero viene aplicarlo en su vida, porque no se puede mostrar algo que uno mismo no entienda. Sólo un insensato da las direcciones para ir a un lugar cuando él nunca ha usado ese camino. Y segundo, pero igual de importante es predicar el evangelio, porque debemos dar por gracia, lo que por gracia hemos recibido. ¡La salvación! Joven, no escondas tu luz.

El error de Eva fue prestar atención a lo que Satanás decía en lugar de reprenderlo. Éste es el mismo error que cometen los jóvenes cuando reciben al Espíritu Santo. Joven, no escuches la voz de la serpiente, que quiere a toda costa apagar tu luz. No se pueden tener los dos mundos. Elije salvación o perdición. El camino de Dios, o el de diablo. Cristo o el mundo. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mi me aborreció antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo”. San Juan 15:18-19.

Un almud es un cajón o una gaveta, y son todas las artimañas carnales que el enemigo quiere utilizar para cubrir tu luz espiritual hasta apagarla. Satanás no quiere solamente poner un almud o un cajón sobre tu luz para apagarla, si no que disimuladamente, poco a poco, quiere construir a tu alrededor un ataúd y enterrarte vivo. No escondas tu luz.

El enemigo de nuestras almas te cuadra la caja con las siguientes artimañas:

1. No te tienes que vestir prudentemente porque se darán cuenta de que eres cristiano y se burlarán de ti y te avergonzarán. Cuando él te susurre esto al oído o use a alguna persona para tentarte, no les hagas caso, repréndelo y cítate la siguiente escritura: “Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. San Mateo 5:11-12.

2. Cuando quiera poner en tu mente: Tienes que hablar como ellos para que no se burlen de ti, para que no te miren extraño o en otras palabras…para que no vean tu luz. Canta sus canciones, comparte sus inmundicias y conversaciones inmorales, respóndele: “No erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. 1 Cor.15:33.

3. Cuando te diga: Eres joven todavía, disfruta que hay tiempo, no te niegues los placeres de tu juventud, no seas un amargado, responde: “Huye también los deseos juveniles y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz con los que invocan al Señor de puro corazón”. 2 Timoteo 2:22.

4. Cuando use a algún individuo para decirte con cosas antibíblicas: No escuches a la iglesia porque ellos no saben nada, yo te daré el conocimiento y entendimiento mayor y más “espiritual” de Dios, respóndele: “Ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que antes engendran cuestiones que la edificación de Dios que es por fe; así te encargo ahora”. 1 Timoteo 1:4.

5. Cuando te susurre al oído: Estos misioneros son unos dinosaurios cristianos, no entienden a Dios, revélate y hazles entender cómo son las cosas a las buenas o a las malas, responde: “Toda alma se someta a las potestades superiores; porque no hay potestad, sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas. Así que el que se opone a la potestad, a la ordenación de Dios resiste; y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí”. Romanos 13:1-2. “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre: a los más jóvenes como hermanos.”1 Timoteo 5:1

6. Cuando se esté cometiendo un error o una injusticia en tu congregación y el te diga:
No te van a escuchar, eres sólo un joven, no te prestarán atención, ¿quién te escuchará? En ayuno y oración y respóndele: “Ninguno tenga en poco tu juventud: pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza”. 1 Timoteo 4:12.

7. Cuando te quiera atormentar con tu pasado y te diga: ¿Cristiano tú? Pero tú no fuiste el que dijo esto o eso o el que hizo esto o aquello: dile: “De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17. Y no sólo esto, si no recuérdale también su futuro, para que sepa que con un joven lleno del poder de Dios no puede jugar. Y cuando venga a tentarte y quiera engañarte cambiando algún mandamiento de Dios, no cometas el error de Eva. No lo escuches y haz como hizo Cristo Jesús nuestro Señor al ser tentado y responde: “…Vete de mí Satanás que escrito está: al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”. Mateo 4:10. ¡No escondas tu luz!

“La honestidad es el primer capitulo del libro de la sabiduría.” - Thomas Jefferson
Joven cristiano sé honesto, el mundo conoce a los suyos, y si tú trataras de actuar como ellos, siendo de Cristo harás verdaderamente el ridículo, entonces estarás lejos del Señor porque le negaste y el diablo y el mundo se reirán de ti. Si estás en este error, arrepiéntete, todavía hay tiempo. Recuerda siempre las palabras del bello himno: “Puedes con tu luz algún perdido rescatar, brilla en el sitio donde estés”.

Aquí en la cárcel hay un predicador que siempre nos está recordando: “Si eres un hijo de Dios y nadie habla mal de ti, ni se burlan de ti, ni te tratan de humillar, ni mienten sobre ti, revisa tus acciones, porque algo anda mal, o puede ser que tu padre no sea el mismo que el Padre de Jesús”.

Recuerda siempre:
“Joven, el diablo se abalanza sobre ti como león rugiente,
quiere a cualquier precio apagar tu luz,
pero cuando tu mundo se desmorone
y llueva sobre tu cuerpo ya mojado,
cuando la tormenta granice a torrentes sobre tus hombros,
y te sientas desolado y abandonado,
levántate valiente, pon en alto tu frente, míralo a los ojos,
empuña tu espada y grita fuerte… ¡Soy un Soldado de la Cruz!
Y verás como el diablo tiembla y crujen sus dientes,
cuando invocas el nombre de Jesús.

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