martes, 24 de julio de 2007

¿HAS LEÍDO LA BIBLIA HOY?

Hola joven, ¿cómo te encuentras? Yo me encuentro bien gracias a nuestro Señor Jesús, y desde mi celda te mando un fuerte abrazo y un cordial saludo en su nombre.

Para comenzar le doy gracias a Dios por permitirme escribir las cartas anteriores que han llegado a vuestras manos y oídos, igual que la presente, de una manera tan rápida y bendecida, igualmente le doy las gracias a cada uno de ustedes que han contribuido con la propagación del testimonio que Dios me a dado.

Para aquellos hermanos que no me conocen, quisiera pedirles humildemente que no piensen mucho de mí, los que me conocen saben que no soy más que un adolescente inmaduro, sin mucha experiencia ni conocimiento, si he escrito algo que haya tocado directamente tu corazón, da la gloria a Dios por que yo no te conozco, tan sólo escribo lo que el Espíritu Santo de Dios me inspira. Por lo tanto, no te vayas a desilusionar si algún día conoces al autor de “estas cartas”, porque soy un muchacho común y corriente y también encuentro siempre que las leo algo que aprender.

Me gustaría agradecer tus ayunos y tus oraciones, y quiero que sepas, que aunque no estamos juntos Kevin, Mack, y yo, estamos orando y ayunando por ustedes también desde aquí y confío en que Janice también lo está haciendo desde donde está, pero permíteme hacer un alto para preguntarte algo… ¿Has leído la Biblia hoy?

Sería muy triste que en tu sacrificio, pena pena y preocupación por mi situación pases por alto el verdadero propósito de la carta que es abrir los ojos. No se trata de que te compadezcas de mi situación, aunque no hay palabras para agradecerte lo que con tus ayunos y oraciones haces por mí, se trata de que abras tus ojos y separes lo carnal o lo material de lo espiritual. Las cosas que para el ojo humano son pequeñas, pueden dañar tu relación con Dios y hasta llegar a herir la nobleza del Espíritu Santo que habita en ti.

Los valores que la sociedad, trata de inculcarle a la juventud están tan confusos, tan faltos de Dios, tan llenos de Satanás, que se podrían comparar a una joyería. Si alguna vez has entrado a una joyería te habrás cuenta de que hay joyas, metales, y piedras de diferentes precios, algunos tienen sumas elevadas y otros, no valen un mucho. Para una persona ignorante en esas cosas, como yo, lo más fácil es dejarme llevar por el precio impuesto o por el brillo, pero cuidado… no todo lo que brilla es oro.

¿Qué quiero decir con esto? Que una persona con poca o ninguna experiencia con joyas pueden ser fácilmente engañadas por un vendedor astuto, o por la ingenuidad de sus propios ojos. El que conoce de joyas no es fácilmente engañado y somete las que quiere a diferentes pruebas de autencidad. Si el dueño de una tienda de artículos de valor es lo suficiente astuto y deshonesto podría cambiar el precio de las piezas de fantasía por el precio de las reales y muchos ignorantes en joyas serían estafados.

Joven, el dueño de la joyería de este mundo es Satanás y él se ha encargado de cambiarnos los valores a través de la sociedad, escuela, y medios de comunicación, en otras palabras lo que hoy es malo, mañana es bueno, y lo que hoy es paja, mañana es oro. Piensa a por un momento… ¿cuántas cosas que veías anteriormente como malas, cosas que jamás harías has empezado lentamente a hacer? Si tu respuesta es ninguna, puede que esta carta no sea para ti, da gracias a Dios, pero si pusiste atención y encontraste algo, que Dios te bendiga, porque tus ojos están siendo abiertos. El Señor nos provee con el catálogo real de valores, las Sagradas Escrituras. “Si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová.” Proverbios 2:4-5.

El diablo trata de meterse a tu casa a la fuerza, y si le das oportunidad de entrar, te la va a tirar literalmente por la ventana con muebles y todo. Pero el Espíritu Santo de Dios es noble y sólo visita la casa del que lo invita a pasar. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a el y cenare con el, y el conmigo.” Ap.3:20.

Joven, de nada sirve que invites a Jesús, quien es la palabra hecha carne a tu corazón, si cuando Él toca a tu puerta no le abres, y si le abres lo quieres sacar a violentamente con toda la suciedad que voluntariamente estás metiendo en tu mente y corazón. Joven, acuérdate de separar lo material de lo espiritual. Quítate toda esa joyería de fantasía y adorna tu vida con el oro precioso que es la Palabra de Dios.

En Mateo 4:4, Jesús resiste la tentación del diablo citando un versículo del Antiguo Testamento: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” La Biblia no es para tenerla de adorno o llevarla bajo el brazo cuando vas a la iglesia, ni para tenerla abierta al lado de la cama, como si su sagrada información se fuera milagrosamente a traspasar al disco duro de tu cerebro. Si Cristo Jesús, que es la Palabra viva de Dios, no está a diario en tu mente y corazón, el Espíritu Santo que te rodea y vive dentro de ti no la puede usar, y no me malinterpretes, el Espíritu Santo de Dios sabe lo que dice la Biblia, el que no lo sabe eres tú, y cómo va a hacer el Espíritu Santo de Dios para guiarte y mostrarte el versículo que tienes que citar cuando el diablo venga a tentarte, si lo que en ese momento tú necesitas no se encuentra en tus archivos. Él sabe la escritura que te hace falta, pero si no está en tu mente y corazón, no la puede usar contigo.

Se podría comparar a un programa de computadora, para aquellos que estén familiarizados con el tema. Puede que tengas un fantástico programa de enciclopedia, pero este programa trabaja en conjunto con una serie de CDS. Si a la hora de utilizarlo para cumplir con tus deberes no tienes el disco correcto dentro del CD-ROM. De nada te sirve el programa o el computador más avanzado porque no lo estás usando de la manera correcta y no vas a poder cumplir con tus tareas.

“En mí corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.” Salmo 119:7. ¿Has leído la Biblia hoy? La cárcel en la que yo me encuentro es material, no es nada más que barrotes, cemento, y ladrillos, pero no tienen efecto en mi mente ni en mi corazón, gracias al Señor Jesús. ¿En que cárcel te encuentras tú? ¿En que están basados tus valores? ¿Eres un cristiano moderno? ¿Eres un cristiano anticuado? El cristiano no es ni anticuado ni moderno, el cristianismo es eterno, porque Cristo es el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Sus valores tan sólo se basan en Cristo. Si estás preso en la cárcel de las cosas cotidianas, materiales, en los valores de este mundo, en las joyas de fantasía, en el orgullo, en que te crees que te lo sabes todo, o sea cual sea tu cárcel, lee escudriña, estudia y medita en la palabra de Dios, porque: “La verdad te hará libre”. Efesios 6:10-17.

Yo sé en qué cárcel me encuentro y te puedo decir que es una cárcel en el condado Dade de Miami, FL y se llama T.G.K. ¿En que cárcel te encuentras tú? Joven, este mundo está lleno de espejismos para que perdamos de vista las realidades espirituales. Jesucristo, que es la Palabra viva, el Verbo de Dios, tiene una solución personal para el problema de cada uno de los seres humanos, y soluciones especificas para problemas específicos, ¿pero cómo vas a saber la solución al tuyo si no lees la Biblia?

¿Joven has leído la Biblia hoy? ¡Que Dios t e bendiga!

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